Todos tenemos que estar agradecidos al gran sacrificio que ha hecho el disidente ruso Aleksey Navalni por la causa de la libertad, una causa que nos concierne a todos. Navalni había demostrado su voluntad de luchar por una causa que no era estrictamente personal: de hecho, había regresado a su patria tras haber sido objeto de un intento de envenenamiento, sabiendo perfectamente que su destino era la cárcel, pero convencido de que tenía que dar un ejemplo de valor civil que pudiera sacudir a una opinión pública demasiado complaciente con el poder

Ha sido un ejemplo de libertad siguió defendiendo la causa de toda la oposición incluso en la cárcel y aun cuando cada una de sus acciones desencadenaba las reacciones más odiosas de sus torturadores. Los hombres de Putin han tenido la desfachatez de asegurar que se realizarán los "exámenes médicos" oportunos, cuando se debería hablar de investigaciones criminales. Putin ha respondido con el desprecio de quien sabe que no tiene que rendir cuentas a nadie.

Circula por la red una foto que es por sí sola la respuesta más lograda a Putin. Es una foto de Navalni con un cartel que dice: "No tengo miedo. ¡No lo tengas tú tampoco!". Navalni nos ha mostrado lo que significa ser un hombre hoy: actuar en primera persona, no por interés propio sino por la libertad. Su espíritu de sacrificio tenía fuentes religiosas, fuentes que nunca ocultó.