La silla vacía en Estambul que retrata a Putin
"Para el Kremlin el objetivo no es anexionarse las regiones orientales de Ucrania, sino restaurar el imperio"

Escucha la línea editorial de la mañana del viernes 16 de mayo de 2025
Madrid - Publicado el
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Vlodimir Zelenski se ha anotado un tanto en Estambul, donde, a propuesta de Putin, iba a celebrarse la cumbre que desbloquearía las negociaciones para una tregua, y a la que, finalmente, el presidente ruso declinó asistir. Es probable que Vladimir Putin se precipitara con su oferta, y que, cuando la lanzó, no cayera siquiera en la cuenta de que los ministros de Exteriores de la OTAN iban a estar justamente estos días reunidos en Turquía. Esto ha permitido a Ucrania y a la UE señalar ante Washington la nula voluntad de Rusia de poner fin a la guerra. Además, Putin ha quedado retratado ante países que le apoyan o mantienen una deliberada ambigüedad, como es el caso de Brasil, cuyo presidente, Lula, le pidió asistir a Estambul a reunirse con Zelenski. La realidad, evidente para quien la quiera ver, es que Putin no tiene nada que hablar con él. Para el Kremlin el objetivo no es anexionarse las regiones orientales de Ucrania, sino restaurar el imperio. Por eso, cualquier concesión que haga ahora Putin será solo a la espera del mejor momento para romperla, razón por la cual Zelenski y Europa hacen bien en insistir en la necesidad de que cualquier acuerdo pase por ofrecer garantías a Ucrania, algo que solo es posible a día de hoy con participación o al menos apoyo de EE.UU. Los europeos saben que, si no frenan a Putin en Ucrania, Rusia seguirá poniendo a prueba las costuras de la Alianza Atlántica, el verdadero dique frente a sus objetivos. La Administración Trump también es consciente, pero por algún motivo prefiere ignorarlo. Esperar que la silla vacía de Putin en Estambul cambie esta actitud parece, cuanto menos, ingenuo.