Purificación de la memoria
El presidente de la CEE propone una purificación de la memoria que ahonde en la reconciliación de la Transición y no sea ocasión de mayor polarización

Escucha la Línea Editorial del martes 18 de noviembre
Madrid - Publicado el
1 min lectura1:50 min escucha
En la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, su presidente, Luis Argüello, ha querido recordar lo que supuso la muerte de Franco y la coronación del Rey Juan Carlos, hace 50 años, y reflexionar sobre los retos que encara nuestra democracia. El presidente de la CEE propone una purificación de la memoria que ahonde en la reconciliación de la Transición y no sea ocasión de mayor polarización. Monseñor Argüello ha recordado que en 1975 la Iglesia había recorrido un camino que le había distanciado del nacionalcatolicismo, recogiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II. El presidente de la Conferencia Episcopal ha reconocido que, hasta ese momento, la Iglesia corrió el riesgo de no ver el sufrimiento de los españoles represaliados. Aunque a partir de 1958 se inicia un distanciamiento, y en la Iglesia comienzan a aparecer movimientos de crítica y oposición.
Hace 50 años, en la misa celebrada con motivo de la coronación de Juan Carlos I, el cardenal Tarancón estableció claramente que la Iglesia no se identifica con ninguna ideología, no patrocina ningún modelo de sociedad y no pide ningún tipo de privilegio. Pide la libertad que reclama para todos. Aquellas palabras de Tarancón siguen teniendo una radical actualidad.
Estos aniversarios, señala Luis Argüello, son también una ocasión para preguntarnos cuáles son las causas de la crisis de la democracia liberal que vivimos. Los católicos tienen algo que aportar en esta situación: “anunciar el Evangelio y ofrecer a la sociedad entera todos los bienes culturales y morales que de él se derivan”, como dijo en su momento el cardenal Fernando Sebastián.



