El Gobierno argentino juega con fuego
La semana pasada, la Fiscalía argentina acusó a Cristina Fernández de Kirchner de pertenencia a asociación ilícita, y pidió para ella una pena de 12 años de cárcel

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La semana pasada la Fiscalía argentina acusó a Cristina Fernández de Kirchner de pertenencia a asociación ilícita, y pidió para ella una pena de 12 años de cárcel. Desde entonces, las puertas de su casa en el lujoso barrio de la Recoleta están flanqueadas por simpatizantes que apoyan a la Vicepresidenta frente a lo que llaman “un pelotón de fusilamiento mediático-judicial”. Entre los congregados el jueves estaba un ciudadano de origen brasileño, de nombre Fernando Sabag, que ha sido detenido acusado de intentar asesinar a Cristina Fernández de Kirchner. Las imágenes han dado la vuelta al mundo y las reacciones de condena unánimes no se han hecho esperar. El intento de magnicidio es grave. No solo por lo que supone en tanto que atentado contra la vida humana y el orden democrático, sino porque la sociedad argentina vive al borde del estallido social. Queda mucha investigación por delante para saber quién es el detenido y si actuó solo, o con otros. De momento, lo que se sabe es que la reacción de la oposición ha sido impecable, después de varios días de una tensión extrema. Lo que sorprende es la reacción de la Presidencia de la República. Los argentinos tienen un día de vacaciones para poder manifestarse a favor de Cristina Kirchner. Así lo ha decretado el presidente Alberto Fernández consciente de que sacar al kirchnerismo a la calle no hará más que elevar la presión social y aumentar la coacción contra jueces y fiscales. Si Kirchner es inocente, o no, lo determinará la Justicia. No lo puede determinar la calle y, mucho menos, con el apoyo de la Presidencia de la República.



