Erdogan y su victoria sobre el PKK
"El PKK ya no tiene margen de maniobra y Erdogan y Siria aprovecharán la situación para fortalecerse de manera recíproca"

Escucha la Línea Editorial del miércoles 14 de mayo
Madrid - Publicado el
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El Partido de los Trabajadores del Kurdistán ha resuelto disolverse y abandonar la lucha armada. El PKK, por indicación de su líder, encarcelado en una isla-prisión desde hace 25 años, ha tomado esta decisión en su último Congreso. Han sido cuarenta años de acciones violentas y terroristas que han causado 40.000 víctimas. No es la primera vez que el PKK y el Gobierno turco se implican en un proceso de paz, pero esta vez parece definitiva.
En este momento, el Gobierno de Erdogan ha animado este proceso por razones geopolíticas que tienen que ver con la situación política y militar en Irán e Israel y la caída de Al Assad. Siria, ahora aliada de Turquía, no va a permitir que los militantes del PKK sigan haciéndose fuertes en su territorio. De hecho, en los planes del gobierno sirio está que las milicias kurdas se integren en su ejército. Y para Turquía es crucial desarmar a su primer y principal enemigo interno. Habrá negociaciones, entrega de armas, amnistía y medidas favorables.
El PKK ya no tiene margen de maniobra y Erdogan y Siria aprovecharán la situación para fortalecerse de manera recíproca. Resolver la violencia armada es un paso crucial, pero ¿qué va a pasar con los kurdos? El uso de la lengua propia y su enseñanza o el respeto a la identidad particular son temas que deberían negociarse. Porque, aunque el fin de la violencia es urgente, todo lo demás, en un Estado que ha hecho de la represión política una seña de identidad, podría hacer fracasar de nuevo el proceso de paz.