
Escucha la línea editorial de este martes 26 de agosto de 2025
Madrid - Publicado el
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Las cifras publicadas hablan de 3.975 menores que en Ceuta, Melilla y Canarias están esperando a ser distribuidos por las diferentes comunidades autónomas que les vayan a acoger, según los criterios que el Gobierno ha resuelto.
El “reparto”, expresión absolutamente deplorable, debía acometerse en la tercera semana de agosto. No será así. Los niños seguirán esperando y la bronca política seguirá tensionando un problema de extrema gravedad.
La realidad demuestra que el Gobierno de España carece de un plan integral para abordar una cuestión que es de medio y largo plazo.
Hablar de menores no acompañados es una expresión vacía de sentido. En realidad, estamos hablando de niños que llegan a España en condiciones traumáticas y sin sus familias. El futuro que les aguarda es crecer en centros gestionados de manera burocrática, aislados, sin la atención personal que su desarrollo vital exige, entre profesionales, con mayor o menor formación, que perciben salarios que no se corresponden con la responsabilidad que desempeñan, y sin posibilidad alguna de fortalecer el arraigo y la pertenencia.
En España nadie habla de este tema, nadie exige un acuerdo entre el Estado y la sociedad civil, nadie habla de futuro ni del coste real, que no es solo económico, de un asunto que exige grandes dosis de realismo y que los más desalmados utilizan para generar miedo.
La verdadera acogida de menores emigrantes que llegan solos a España implica el diseño de un sistema que favorezca el desarrollo del proyecto de vida de quienes, en poco tiempo, alcanzarán la edad adulta. Este es el verdadero asunto de fondo que está tan lejos del fatalismo como del idealismo.