Desafortunadas declaraciones de Santiago Abascal
Escucha la Línea Editorial de este lunes 11 de agosto de 2025

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Madrid - Publicado el
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Asumir que no todo vale en política es un síntoma de madurez. Santiago Abascal, líder de VOX, acaba de hacer unas sorprendentes declaraciones, en el contexto de los recientes acontecimientos de Jumilla, en las que ha señalado que se siente entristecido por “una parte” de la jerarquía eclesiástica ante sus posiciones en temas de “inmigración o guardando silencio ante políticas del Gobierno como las de género, del derecho a la vida de los no nacidos o de los más ancianos o respecto al Valle de los Caídos”. Además, ha añadido que no sabe a qué se debe “si a los ingresos públicos, a los ingresos como consecuencia del sistema de ayudas a la inmigración o si tiene que ver con los casos de pederastia dentro de la Iglesia”, que según el líder de Vox, “la tienen absolutamente amordazada contra las acciones de gobiernos liberticidas”.
Resulta sorprendente que Vox utilice los mismos argumentos que la izquierda radical cuando de sembrar una campaña de desprestigio de Iglesia se trata. Santiago Abascal instrumentaliza para conseguir votos el complejo fenómeno de la inmigración, y la emergencia humanitaria que conlleva en no pocos casos, como una baza política sin el más mínimo escrupúlo moral, pese a su dedicación constante a dar lecciones morales. Afirmar que la Iglesia se mantiene en silencio, atenazada por el Gobierno, en cuestiones como la defensa de la vida, la denuncia de la ideología de género, o los derechos de la Iglesia, no es posible en alguien medianamente informado. Que el líder de Vox se convierta en el testaferro de una supuesta división entre la jerarquía episcopal en la defensa de los valores indiscutibles que propone el cristianismo no deja de ser un juego de aprendiz de brujo. La defensa de la dignidad humana y la libertad religiosa forman parte de la esencia de la propuesta de la Iglesia, le guste o no a quien no tiene límites en su ejercicio de crear conflicto social.