El caso Leire Díez
No actuaba sola ni lo hacía motu proprio. Habrá que saber quién ordenaba qué, y qué era lo que se pretendía

Escucha la Línea Editorial del miércoles 22 de octubre
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Leire Díez se reivindica a sí misma como periodista de investigación, asegura que podrá demostrarlo cuando publique su libro y rechaza de plano el apelativo de “fontanera” de nadie. La Fiscalía, que contra viento y marea investiga las andanzas de la señora Díez, le atribuye un plan delictivo para “anular o malbaratar” investigaciones a políticos y empresarios, desacreditar a la Fiscalía anticorrupción y también a la UCO a cambio de “favores procesales o profesionales”. No actuaba sola ni lo hacía motu proprio. Habrá que saber quién ordenaba qué, y qué era lo que se pretendía.
La propia Leire Díez no escondía, sino todo lo contrario, que hablaba “en nombre de altas instancias del Estado”. Así se lo hizo saber al Fiscal Stampa, al que ofreció en nombre del Gobierno alguna que otra compensación para que ayudase a descubrir irregularidades en informes policiales de fiscales anticorrupción. La misma invitación le llegó al Fiscal Grinda, esta vez de la mano del periodista Rusiñol. Ambos fiscales lo denunciaron y, por el momento, nada ha detenido los trabajos de la Fiscalía. Leire Díez comparecerá ante el juez el próximo día 11 de noviembre. Si el origen de sus encargos es el presidente Sánchez o no, si el presidente quiso, “caiga quien caiga”, que se limpiase todo aquello que contribuyera a la imputación de su esposa o no, se sabrá. El problema es que, mientras tanto, la corrupción se extiende como una mancha de aceite que amenaza con enturbiar, aún más, la ya maltrecha vida política española.