Alemania ya tiene Gobierno. Casi cuatro meses después de las elecciones, los democristianos de Angela Merkel, los socialcristianos bávaros y los socialdemócratas de Martin Schultz han llegado a un acuerdo. La Gran Coalición gobernará de nuevo en Alemania para evitar unas nuevas elecciones y, sobre todo, que el fantasma de la extrema derecha siga engordando.

La incertidumbre alemana ha tenido a las instituciones europeas en vilo. Está claro que Alemania no es solo un motor económico, sino el principal motor político de la Unión. El objetivo ahora será fortalecer la unidad política, afrontar las tareas pendientes del Brexit, reconfigurar el lugar de Europa en el mundo, reforzar las relaciones con Francia y cohesionar a los partidos europeístas frente a los populismos.

Angela Merkel es una líder política en toda regla. Se trata de una mujer valiente, coherente y que en momentos especialmente duros, como ha sido la crisis de los refugiados, ha dado la cara sin temer las consecuencias. La Gran Coalición es ejemplar. Socialdemócratas y Democristianos alemanes han dado una lección a todos los presentes y futuros Gobiernos europeos. Los Gobiernos estables son una garantía que debe prevalecer por encima de intereses particulares y coyunturales. Merkel apostó por esta salida desde el primer momento y su perseverancia ha vencido. A partir de ahora se trata de convencer a los alemanes de que la apuesta es rentable y la mejor posible.