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La increíble casa volante que un jubilado italiano construyó para ver el mar

Se encuentra en Castelnuovo Magra, al norte de Italia. Tardó 7 años en construirla, podía elevarse hasta 22 metros de altura y girar sobre sí misma 360º

La increíble casa volante que un jubilado italiano construyó para ver el mar
@evaenlaradio

Corresponsal de COPE en El Vaticano

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 15:03

Anuncio Anuncio trabajó durante toda su vida en el sector de la construcción y era un experto ingeniero. Siempre había soñado tener una casa frente al mar, pero el precio era muy elevado y no podía permitírselo, por lo que decidió construirse una con sus propias manos que pudiera elevarse sobre sí misma hasta ver el mar. De su infancia conservaba también la imagen de ver a su padre ya mayor, desplazándose siempre con dificultad en busca del sol, por lo que decidió que su casa también se movería para estar siempre de frente al sol.

Encontró el terreno perfecto en el pueblo de Castelnuovo Magra, que se encuentra en la provincia de La Spezia, en la región de Liguria. No era la primera casa que construía para su familia, pera esta iba a ser única y muy especial, por lo que dedicó mucho tiempo a estudiar la estructura concienzudamente.

En 1987 comenzó su construcción que le ocupó 7 años de trabajo, porque tuvo que ir solucionando los problemas que se le iban presentando en la plataforma de metal según iba elevando la capacidad de altura máxima de la casa. Hay que decir que no dibujó un solo plano. El diseño estaba en su mente y lo iba cambiando sobre la marcha. Aún hoy, los estudiantes de ingeniería y arquitectura que se acercan a estudiar la casa, no se explican la precisión con la que está ideada una casa que encierra tantas dificultades constructivas.

La vivienda tiene 110 metros cuadrados y en su construcción Annunzio Lagomarsini utilizó materiales reciclados de edificios y astilleros navales: vigas, pistones, compresores y casi 3.000 tornillos. El 80% de la casa es de hierro reciclado. Lamentablemente nunca llegó a patentarla. No existe, repetimos, ningún plano del proyecto.

En 1994 culminó su maravilloso refugio en altura, apoyado sobre una plataforma de metal que le permitía levantar la construcción a 22 metros por encima del suelo. El aseguraba que se detuvo a los 22 metros porque a esa altura ya podía ver el mar. Si hubiera sido necesario, hubiera subido aún más.

Lo increíble de esta estructura es que, además, gracias a un complejo sistema de palancas y contrapesos hidráulicos la casa podía girar 360 grados y deslizarse sobre dos rieles a una distancia de 12 metros. De esta forma, como si de un girasol se tratase, podía moverse en busca del sol. La rotación de 360º tarda 54 minutos en completar el círculo completo.

La decisión de este ingeniero jubilado le llevó a no parar la aventura a pesar de que en 1968 había sufrido un accidente laboral que le provocó un 85% de discapacidad en una mano. Pese a esta dificultad, continuó trabajando hasta su jubilación y consiguió levantar la casa sin ayuda de nadie.

El futuro de la casa cambió para siempre en 2012. Un día que Lagomarsini estaba trabajando en el mantenimento de la vivienda, presionó, de forma accidental uno de los motores de encendido y se produjo una pequeña avería que ocasionó que la casa quedara ligeramente colgada de un lado. Pero una vez más, gracias a su ingenio y con la ayuda de una grúa consiguió volver a colocarlo en posición horizontal. Lamentablemente, la casa voladora ya no pudo volver a elevarse y quedó ya para siempre firme.

En esta casa de dos plantas y con dos amplias terrazas con vistas extraordinarias Lagomarsini vivió junto a su mujer entre 1994 y 2018, el año de su fallecimiento.

Antes de su muerte, el pueblo de Castelnuovo Magra le rindió varios homenajes, porque con su casa voladora había conseguido hacerlo famoso en todo el mundo.


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