Continúa el goteo de dimisiones en el Gobierno británico, pero Boris Johnson se aferra al cargo y este miércoles ha vuelto a dormir en el 10 de Downing Street. Reino Unido está viviendo unas jornadas muy convulsas en el panorama político. El primer ministro británico se niega a dimitir, pese a la fuga de ministros y de altos funcionarios. El líder 'tory' se ha reunido en la sede del Gobierno con sus ministros antes de decidir sus próximos pasos, pero se mantiene en el cargo.

Johnson afronta el jueves con al menos tres ministerios descabezados y otros tantos sin el equipo directivo, es más, a esas 45 renuncias voluntarias hay que sumar un despido fulminante, el del Todopoderoso ministro de Cohesión Territorial, Michael Gove, que se ha quedado sin cargo después de haberle pedido al primer ministro que se marchará.

El líder del Gobierno británico tiene a todo un partido con mayoría absoluta pidiéndole que se vaya contra, pero su plan pasa por atrincherarse en el poder hasta las próximas elecciones, un hecho que se antoja cada vez más difícil. De nada ha servido que este miércoles, los pesos pesados que le quedan en el Gobierno le suplicara en una salida voluntaria, él mantiene una actitud desafiante y enarbola su victoria en las urnas para defenderse.

"Tengo que afrontar urgentemente los problemas del país y no puedo permitir que gobierne el caos", habría dicho según testigos presenciales, informa la corresponsal de COPE en Londres, Paloma García Ovejero. Además, "están saliendo ya los números, y el diario 'Telegraph' asegura que si se sometiera a Boris Johnson a una nueva moción de confianza interna, solamente 65 parlamentarios le apoyarían de un total de 360", amplía la periodista.

El principal argumento de Johnson para mantenerse en el puesto es que ganó un apoyo "colosal" del electorado en los comicios del 12 de diciembre de 2019 y que "lo responsable" es seguir cumpliendo su programa, según dijo hoy a la comisión de Enlace de la Cámara de los Comunes.

De cara a la jornada de este jueves se esperan más dimisiones y que la presión sobre el primer ministro aumente, pero todas las agendas están abiertas y las sorpresas pueden aparecer en cualquier momento. Desde una dimisión voluntaria, que ahora mismo parece lejos de producirse, a una nueva moción de confianza de su propio partido (que ya se están planteando desde su equipo), hasta la disolución del parlamento y la convocatoria de unas nuevas elecciones en el país (que parece lejos de cumplirse).