La Corte Suprema de Brasil ordena el arresto domiciliario del expresidente Jair Bolsonaro

El juez decreta la privación de libertad por presunto intento de golpe de Estado contra el actual presidente, Lula da Silva entre 2022 y 2023

Jair Messias Bolsonaro, expresidente brasileño, en una rueda de prensa

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Jair Messias Bolsonaro, expresidente brasileño, en una rueda de prensa

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El Supremo Tribunal Federal de Brasil ha dado un paso inédito en la historia reciente del país: ha decretado el arresto domiciliario de Jair Bolsonaro, expresidente y figura central de la política brasileña. La decisión ha sido tomada por el magistrado Alexandre de Moraes, quien acusa a Bolsonaro de un incumplimiento reiterado de las medidas cautelares impuestas en el marco de la investigación por el presunto intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva entre 2022 y 2023.

El fallo se produce después de que el exmandatario participara, aunque de manera indirecta, en una manifestación en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, donde intervino mediante una videollamada. La grabación, publicada en Instagram por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, fue eliminada a las pocas horas, pero no antes de ser ampliamente difundida. Este gesto, según el juez Moraes, representa una “conducta ilegal y encubierta” que demuestra la voluntad de Bolsonaro de seguir interfiriendo en las investigaciones judiciales.

Moraes ha sido tajante: el expresidente “elaboró material prefabricado para redes sociales con el objetivo de incentivar a sus seguidores a coaccionar al Supremo Tribunal Federal y obstruir la justicia”. Así lo recoge el fallo que le obliga ahora a permanecer en su residencia en Brasilia, sin acceso a teléfonos móviles, redes sociales, ni contacto con terceros, a excepción de sus abogados o personas expresamente autorizadas por la Corte.

La medida de arresto domiciliario es el punto más reciente de una escalada judicial que tiene en el centro a Bolsonaro y su entorno más cercano, acusados de cinco delitos graves, entre ellos la tentativa de abolición violenta del Estado democrático de derecho. La justicia brasileña considera que el exmandatario no solo intentó revertir los resultados electorales de 2022 —cuando perdió ante Lula— sino que, además, continúa alentando desde las sombras a sus simpatizantes más radicales para que presionen al sistema judicial.

El expresidente ya tenía impuesta desde el 18 de julio una tobillera electrónica por riesgo de fuga, así como la obligación de pasar la noche en casa y abstenerse de publicar contenido político en redes sociales. Pero la reciente videollamada, acompañada de mensajes difundidos por sus hijos y otros aliados, fue interpretada por el Tribunal como una prueba irrefutable de su desobediencia.

Esta situación tensa aún más el clima político brasileño, marcado desde hace meses por la polarización y las manifestaciones en defensa o en contra de Bolsonaro. La decisión del Supremo ha sido recibida con protestas en distintos puntos del país, especialmente en Río, donde cientos de personas salieron a las calles para mostrar su rechazo a lo que consideran una persecución política.

Mientras tanto, el actual presidente Lula da Silva guarda silencio ante esta nueva etapa del proceso, aunque en su entorno no ocultan la preocupación por las consecuencias sociales y políticas que puede traer la judicialización del principal líder de la oposición conservadora. La pregunta que flota ahora en el ambiente brasileño es si este arresto domiciliario marca el principio del fin de la era Bolsonaro o si, por el contrario, se convertirá en una nueva chispa que reactive la radicalización de su base social.

Visto en ABC

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