Los 83 inmigrantes y refugiados del Open Arms reciben los cuidados médicos y materiales que necesitan en un centro de acogida de la isla italiana de Lampedusa donde desembarcaron. Allí estarán previsiblemente un par de días y de ahí serán trasladados a otro centro del sistema nacional de acogida en Italia. Todo mientras la Comisión Europea coordina su reubicación en los 5 países, incluido el nuestro, que han ofrecido acogerles y con el Audaz de la Armada Española navegando hacia Italia pese al cambio de escenario.

Y es que el barco enviado por el Gobierno en funciones no puede de momento ni recoger al Open Arms que está paralizado por orden juidicial en Sicilia ni traer de vuelta a los rescatados que ya están siendo atendidos en Lampedusa ni a la parte de los refugiados e inmigrantes que vengan a España a falta de un plan europeo definitivo para su reubicación. Pese a ello el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha decidido mantener la travesía mientras revalúan la situación.

¿Qué pasará con los rescatados?

Se tendrá en cuenta su estado de salud ya que algunos han sido evacuados en los últimos días por problemas físicos y psicológicos y su estado no les impedirá viajar.

Los 83 que permanecieron en la cubierta del barco hasta el final de un total de más de 150 rescatados irán a los países que han aceptado recibirlos.

“Estos procedimientos de reubicación y de repatriación siempre son en sí mismo complejos y la tarea puede prolongarse. Pero de mantenerse el acuerdo europeo y pese a la deserción de Rumanía más pronto que tarde, en 15 o 20 días, ya se pueda proceder a la reubicación de estas personas” explica a COPE Javier González Vega, catedrático de Derecho Internacional en la Universidad de Oviedo.

Excepcionalmente y en lugar de pedir asilo en Italia como establece el Convenio de Dublín por ser el país europeo de llegada, este experto considera que serán los países de acogida  -España, Francia, Alemania, Luxemburgo y Portugal- los encargados de tramitar las solicitudes de refugio de quienes cumplan con los requisitos o los procesos de retorno para el resto por entrada irregular en la Unión Europea.

¿Y qué le espera al Open Arms?

El Open Arms está ya en Sicilia, donde por orden de la fiscalía italiana permanecerá dos semanas mientras los tribunales dirimen las denuncias efectuadas tanto por la ONG española contra el ministro del Interior Mateo Salvini por impedir el desembarco de los rescatados, como del propio Ejecutivo italiano contra los responsables del barco por no tener el Open Arms permiso para rescatar personas.

En ambos casos dependen de lo que decidan los tribunales y según señala Gonzalez Vega “lo normal sería que el buque fuera liberado después de las pesquisas y pudiera emprender ruta pero también cabe que se adopten medias contra Proactiva Open Arms por incumplir la legislación italiana lo cual puede acarrear una confiscación, paralización o al menos la detención del buque”.

De retornar a España, sobre el Open Arms también pende una amenaza de multa de 900.000 euros por incumplir la normativa española y rescatar sin tener licencia para ello como recuerdan desde el Gobierno también enfrentado en los últimos días con la ONG española.

¿Hay también riesgos para Salvini?

Sí, para el ministro italiano del Interior, Mateo Salvini, el pulso con el Open Arms y su persistente negativa al desembarco también puede salirle cara, y ya no tanto desde un punto de vista administrativo como en el caso de la ONG española sino penal.

La justicia italiana investiga el secuestro de los rescatados y según explica a COPE este experto en derecho internacional, si finalmente es considerado culpable de desobediencia o prevaricación puede “suponer un gran castigo para Salvini que no podría presentarse a las próximas elecciones”.

¿Hay otros barcos en el Mediterráneo Central?

Si en este momento y en aguas internacionales al noroeste de Malta está el Ocean Viking con 356 rescatados a bordo. Los responsables del barco noruego aseguran que la situación está, de momento, controlada pero la salud de los inmigrantes y refugiados se resiente.

Luca Pigozzi es uno de los médicos a bordo y señala que la principal emergencia es psicológica.

“Estas personas han sufrido y sufren traumas psicológicos muy importantes por las torturas y la violencia que han vivido en Libia y un espacio confinado como esta nave no puede sino agravar estos problemas psicológicos” asegura Pigozzi.

A falta de un mecanismo europeo automático de desembarco y reubicación, el Ocean Viking ha dibujado con su trayectoria un corazón. Es su mensaje al mundo según señalan desde la ONG propietaria del barco Médico Sin Fronteras.