Intramuros de La Moncloa despacharon un indisimulable malestar con Unidas Podemos ante su apoyo en el corazón de la Unión Europea a Carles Puigdemont, Clara Ponsatí y Toni Comín. El gesto, en términos de imagen de país, de marca España, en estos precisos momentos de reparto de los fondos europeos llegaba a resultar preocupante para el entorno de Pedro Sánchez al internacionalizar el socio de coalición sus diferencias en el bautizado como conflicto catalán. Así lo trasladaban a la Cadena COPE fuentes gubernamentales.

El voto en contra del bloque de UP, formado en el Parlamento Europeo por tres miembros de Podemos y dos de Izquierda Unida,de levantar la inmunidad a los eurodiputados separatistas fugados llegaba a ser interpretado, siempre de puertas adentro, como un “salto cualitativo” que provocó una primera reacción de urgencia, minutos antes de arrancar siquiera la reunión semanal del Consejo de Ministros, de la jefa de la diplomacia, Arancha González Laya, en defensa de la posición española. Con un triple mensaje:

El primero de ellos ha sido que un eurodiputado no puede prevalerse de su condición para protegerse de comparecer ante justicias nacionales por posibles violaciones de legislaciones nacionales. Un segundo mensaje, de solidez del estado de Derecho de España y de respeto al trabajo de la justicia española. A ello ha añadido la titular de Exteriores que “los problemas de Cataluña se resuelven en España, no en Europa”.

De esta guisa, daba a entender González Laya la importancia otorgada por la órbita socialista del Gobierno a corregir con la máxima premura a los morados. De enmendarlos se encargaron por goteo distintos dirigentes. La jefa de la delegación socialista en Europa, Iratxe García, exigiendo a Podemos “explicar muy bien” su falta de cooperación con la justicia, y en esa línea la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Adriana Lastra, porque “no entiendo a quien ha votado en contra del suplicatorio”. La guinda, sin embargo, aún estaba por llegar.

Y es que los reproches estuvieron lejos de reproducirse en la tardía rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros por parte de María Jesús Montero que incluso restó importancia a la disparidad de criterio entre PSOE y Podemos. “Las formaciones son libres de expresar el sentido de su voto y nuestra autonomía está preservada. El hecho de tener un Gobierno de coalición no obliga a que las dos formaciones se mimeticen”, sostuvo la portavoz.

Unas cuantas de cal y otra de arena cuando Pedro Sánchez ya ha agendado su tantas veces pospuesto cara a cara con Pablo Iglesias.