La necesidad de soltar lastre se ha impuesto en la mente de Pedro Sánchez para coger impulso y encarar la segunda parte de la Legislatura. Sólo el presidente del Gobierno sabe el alcance de su pretendida remodelación ministerial, que se augura de calado, pero se disparan las quinielas. La permanencia de Carmen Calvo, José Luis Ábalos o María Jesús Montero es indiscutible, formando parte del “núcleo duro”, pero, a partir de ahí, pocos se salvan de la rumorología.

En la cuerda floja vienen destacándose, entre otros, Fernando Grande-Marlaska y Arancha González Laya señalados como pesos muertos para el PSOE. La capacidad del titular del Interior en hacerse enemigos dentro y fuera del Ejecutivo lo ha situado con un pie fuera. El juez ha convertido el departamento en un polvorín bajo su impronta. El cese del coronel de la Guardia Civil, Diego Pérez de los Cobos, por negarse a informar de una investigación judicial y la purga que desencadenó tal cacicada dejó tocado al titular del Interior.

La jefa de la diplomacia española ha sido una apuesta fallida. Las expectativas de Sánchez con el fichaje de González Laya, experta en comercio exterior, fueron muy altas, pero se ha situado por deméritos propios en el ojo del huracán al desencadenarse la crisis con Marruecos. A ella se le atribuye la defensa de que el traslado a España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en ningún caso perturbaría las relaciones con el vecino del sur. Achicharrada por completo.

Pedro Duque aparece como uno de esos responsables ministeriales prescindibles, más aún si las carteras de Ciencia y de Universidades acaban fundiéndose en una sola. En el aire está también Isabel Celaá al frente de Educación. Otro posible abandono según las quinielas es el de José Luis Escrivá, titular de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, definido en el seno de La Moncloa como un constante quebradero de cabeza. Ha demostrado “poca mano izquierda”.

Las quinielas afectan a otros ministros de un Gobierno con 22 carteras que pide a gritos una remodelación ya. Esos cambios, de afectar a la facción de Unidas Podemos, mantienen en la pista de salida al arrinconado Alberto Garzón cuyas relaciones con Yolanda Díaz son tildadas de “mejorables”. La reestructuración gubernamental será antesala a su vez de movimientos a fondo del banquillo de la Ejecutiva del PSOE en el 40 Congreso Federal de octubre.