Un yihadista reincidente ha aceptado este miércoles una condena de 4 años y 8 meses de prisión por captar adeptos al Dáesh en las redes sociales y a través de una red desarticulada en 2016 en el barrio ceutí de El Príncipe, una operación por la que ya fue detenido y condenado a 4 meses de cárcel.

Antes de alcanzar este acuerdo de conformidad, el acusado I.M.A, que se enfrentaba a una petición del fiscal de 10 años de cárcel, ha manifestado en un principio que no estaba conforme con el delito por el que se le iba a condenar, adoctrinamiento yihadista, porque, según él, no había adoctrinado a nadie.

Acto seguido se ha levantado airado de la silla en la que estaba declarando frente al tribunal de la Audiencia Nacional que le juzgaba y la ha empujado, por lo que se ha interrumpido la sesión.

Minutos después, se ha retomado la vista y ya en esa ocasión ha aceptado la condena acordada con el fiscal, que le ha aplicado la atenuante de confesión tardía y, según lo pactado, además de la pena de cárcel, deberá cumplir cinco años de libertad vigilada -en principio pedía también 10 años-.

Dada la baja condena que le fue impuesta en abril de 2017 tras la desarticulación de una red de captación en Ceuta, la Audiencia Nacional se la dejó en suspenso con la condición de que no volviese a delinquir en dos años.

Sin embargo, meses después, en noviembre, volvió a ser detenido por continuar con su actividad de adoctrinamiento y captación para el Dáesh como miembro activo de su "aparato propagandístico", al que se cree que pertenecía desde 2013.

Este miércoles y, tras el mencionado incidente, ha reconocido los hechos y será condenado en una sentencia que según ha adelantado el tribunal será firme, al no haber sido por conformidad.

Según la Fiscalía, I.M.A. estaba encuadrado en los, autodenominados "activistas informativos" del Dáesh, al que "mostró su completa adhesión ideológica" y su deseo de "promover ataques terroristas contra intereses occidentales".

Es por ello que considera que "constituía en sí mismo una célula local autónoma creada bajo los dictados y premisas del Dáesh, que asumía completamente el ideario de la organización terrorista, constituyendo su actividad una prolongación" de la organización terrorista en España.

En esa labor, añade el fiscal en su escrito de acusación, asumió "un papel de responsabilidad como verdadero miembro del aparato de propaganda del Dáesh, actuando de forma activa en el adoctrinamiento de terceras personas".

Se constituyó así en "una pieza esencial en el aparato de captación y adoctrinamiento del Dáesh y a través de varios perfiles en redes sociales, chat privados y canales en YouTube realizó "una difusión extraordinariamente activa de mensajes en los que no sólo se posiciona a favor del ideario del grupo terrorista Dáesh", sino que además, "desarrollaba dinámicas de enaltecimiento y justificación publica de la violencia".