A pesar de los casi 81 años que han transcurrido desde el final de la Guerra Civil, España no ha dejado de tener presente tanto este acontecimiento como el franquismo. Más allá de exhumaciones y Memoria Histórica, hay un elemento del país que recuerda, como ninguno, aquella etapa: el callejero.

En la actualidad, todavía hay unas cuantas calles españolas a las que dan nombre personajes franquistas. Por mucho que algunas de la lista original (eran miles) hayan sido renombradas, otras tantas permanecen. Lo que lleva a preguntarse cuáles son los hombres que más calles tienen en su honor y cuál es su historia.

Entre las 10 personas más recurrentes, aparecen Franco (el dictador) y José Antonio Primo de Rivera (fundador de Falange). Conocidos ambos más que de sobra, merece la pena detenerse en el resto: están presentes en el día a día de muchas ciudades, sin que seamos muy conscientes de ello.

Onésimo Redondo

Uno de los fundadores de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que se fusionaron con Falange en 1934. También estuvo al frente de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica. Impulsor de un Estado nacionalsindicalista, vivió entre 1905 y 1936: murió al poco de empezar la Guerra Civil, durante una emboscada. Murcia es uno de los lugares donde tiene una calle a su nombre.

Julio Ruiz de Alda

Fue cofundador de Falange, además de militar y uno de los aviadores más destacados de su época. Junto a Ramón Franco, protagonizó el vuelo del Plus Ultra, en el que ambos cruzaron el océano Atlántico sur (1926). En sus años de mayor militancia política, fue detenido y encarcelado. Acabó sus días fusilado en la Cárcel Modelo de Madrid, al poco de empezar la Guerra Civil (agosto de 1936). Santander y Cartagena, por ejemplo, mantienen calles a nombre de Ruiz de Alda (1897-1936).

José Calvo Sotelo

Fue ministro de Hacienda y director general de la Administración durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Más tarde, fundó el Bloque Nacional, una coalición de la derecha monárquica existente durante la Segunda República. Antes, ya había liderado su propio partido político, Renovación Española. 

Fue asesinado a tiros por el guardaespaldas del entonces líder socialista, Indalecio Prieto, en la madrugada del 13 de julio de 1936. El suceso resultó clave para que Franco apoyase el alzamiento militar del 18 de julio. Calvo Sotelo (1893-1936) falleció muchos años antes de que su sobrino, Leopoldo, se convirtiese en presidente del Gobierno. A día de hoy, calles de Ávila y La Coruña, entre muchos otros lugares, le recuerdan.

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Gonzalo Queipo de Llano

Uno de los cabecillas del golpe militar con el que la Guerra Civil comenzó el 18 de julio de 1936. Antes de combatir en esta, lo hizo en la guerra de Cuba y en la del Rif. Sevilla fue su centro de operaciones durante el conflicto bélico iniciado en el 36, cuando sus intervenciones en la radio se volvieron célebres y constantes. 

A pesar de ser jefe del Ejército del Sur, su importancia decreció con el paso del tiempo. El que fuera uno de los grandes exponentes del terror en los inicios del franquismo murió en 1951. Municipios de Cáceres, Barcelona y Burgos, por citar algunos casos, siguen contando con calles para Queipo de Llano (1875-1951).

Emilio Mola

El gran nombre propio entre los instigadores del alzamiento militar de julio de 1936. Ya había tenido importancia como militar durante la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República, pero fue en la Guerra Civil cuando adquirió un mayor protagonismo. Sobre todo, en los primeros meses de la contienda.

Mola llegó a encargarse del mando del Ejército del Norte, aunque Franco acabó apropiándose de la importancia que él tuvo en un primer momento. Quizá por el cambio de planes que hubo que llevar a cabo con respecto a la idea inicial, que fracasó (golpe de Estado incluido). La muerte de Mola en un accidente de aviación en junio de 1937 estuvo rodeada de sospechas, que hablan incluso de una conspiración para acabar con él. Nunca se esclareció lo sucedido, y localidades de Zaragoza, Toledo y Palencia, entre otras, tienen a Mola (1887-1937) en su callejero.

José Sanjurjo

Se esperaba que fuera el jefe del bando nacional durante la Guerra Civil. Su importancia militar había sido enorme, sobre todo en la guerra del Rif. Tras un golpe de Estado con él a la cabeza que fracasó en 1932 (tuvo que exiliarse), confiaba en que las cosas fueran distintas en 1936. 

Sin embargo, murió a los dos días del alzamiento militar de julio, nada más despegar el avión que le iba a llevar a la zona sublevada para tomar el mando. De ahí la importancia que adquirieron Mola primero y Franco después. Sanjurjo (1872-1936) pone nombre a calles de León y Logroño, entre otras localidades.

Millán Astray

Antes de la Guerra Civil, fundó la Legión. Ya durante el conflicto bélico, se encargó de que naciera Radio Nacional de España, entonces emisora oficial del bando sublevado y hoy en día radio pública del país. Destacó en labores propagandísticas y tuvo un enfrentamiento más o menos conocido con Miguel de Unamuno en octubre de 1936. Sin embargo, no tardó en pasar a un segundo plano. Años después de su muerte (1879-1954), Cáceres, Ceuta y Melilla son algunas ciudades con calle para Astray.

Juan Yagüe

Con ascendencia en el grupo de militares españoles destacados en la guerra del Rif, jugó un papel importante en la Guerra Civil. Sobre todo, en la campaña de Extremadura y en la batalla del Ebro. Se ganó el sobrenombre de ‘carnicero de Badajoz’ por la masacre que permitió en la ciudad durante la guerra.

Ya en los primeros años del régimen franquista, fue ministro del Aire y se mostró bastante cercano al nazismo, sobre todo a Hermann Göring. Murió en 1952, mucho antes de que la Audiencia Nacional le imputase por detención ilegal y crímenes contra la humanidad. Un barrio de Logroño y algunas calles de municipios de Madrid, Burgos o Toledo recuerdan, con su nombre, a Yagüe (1891-1952).