El líder de Vox, Santiago Abascal, está acostumbrado a recibir amenazas en formada de pintadas por parte de sus rivales políticos más violentos. Algo que trae tristes recuerdos a Abascal, que ya tuvo que sufrir durante años la amenaza constante de los terroristas de ETA.

Por eso, ha lamentado tener que volver a ver ese tipo de amenazas en las calles de España, esta vez en la localidad catalana de Girona, como ha señalado en esta foto que ha compartido en sus redes sociales.

La revolución de las sonrisas y la poesía... esta mañana en Gerona.

Pero nunca podrán contra España, ni por las urnas ni por las armas. pic.twitter.com/Ci4hs85Rrn

— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) July 27, 2019

La imagen le ha recordado tristemente a tiempos pasados, en los que tenía que convivir con la violencia de manera diaria, cuando los asesinos de ETA amenazaban con arrebatarle la vida.

ÁLÁVA 1999- GERONA 2019. Veinte años de diferencia entre ambas pintadas. El odio es el mismo. Solo ha cambiado una cosa. El separatismo vuelve a utilizar otra vez las prácticas terroristas en Cataluña. pic.twitter.com/mIsN3OjiJl

— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) July 27, 2019

"Álava 1999- Gerona 2019", dice Abascal. "Veinte años de diferencia entre ambas pintadas. El odio es el mismo. Solo ha cambiado una cosa. El separatismo vuelve a utilizar otra vez las prácticas terroristas en Cataluña", sentencia el líder de Vox.

El líder de Vox sufrió en sus propias carnes la ira de los simpatizantes de Batasuna. Abascal siempre recuerda que el hecho de que su familia estuviera amenazada por ETA marcó su vida. Con tan solo 23 obtuvo su primer cargo público al ser elegido concejal del PP en el Ayuntamiento de Llodio (Álava), un puesto que revalidó hasta 2007. El día en que fue a recoger su acta fue increpado por un grupo de simpatizantes de Batasuna, formación que acababa de ser ilegalizada por el Tribunal Supremo. Un vídeo muestra al joven Abascal, con un jersey rojo, aguantando las iras de los batasunos junto a su padre, que va de amarillo.

Según denunció el propio Abascal,  le golpearon y escupieron en la sesión constitutiva del Ayuntamiento y también le amenazaron de muerte. "Abascal Pim, Pam, Pum", le gritó uno de los agresores. "Pensé que la situación podía acabar mucho peor", especificó en su declaración como testigo durante el juicio, en la que también destacó que "trataron" de insultarle llamándole "español". 

Ahora, el recuerdo de esta violencia vuelve en forma de pintada amenazante en las calles de Cataluña.

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