Las Mesas del Congreso y del Senado han actuado de forma completamente dispar ante sendas propuestas de reprobación de un parlamentario, y mientras en la Cámara Baja se ha inadmitido sobre la base de un informe jurídico, en la Cámara Alta se permitió su tramitación.

Esta discrepancia ha sido denunciada por la coalición valenciana Compromís, protagonista de ambas iniciativas, en una como 'víctima' y en otra como promotora.

En el Senado, su senador Carles Mulet fue objeto de una moción del PP el pasado año pidiendo su reprobación por "insultos proferidos contra el alcalde de Valdelagua del Cerro (Soria) y la iniciativa fue tramitada por la Mesa de la Cámara Alta para su debate en la Comisión de Entidades Locales. Y en el Congreso, Compromís propuso reprobar al diputado del PP Joaquín Albadalejo por una sentencia en su contra de su etapa en el Ayuntamiento de Torrevieja (Alicante), pero la Mesa que preside Ana Pastor la frenó en seco al rechazar su tramitación.

En el informe de los letrados del Congreso, recogido por Europa Press, se recuerda que no hay precedente de reprobación de diputados "en la medida en que, además de vulnerar la debida cortesía parlamentaria, supondría someter a fiscalización a quien no está sujeto al control de la Cámara".

La Cámara Baja reitera la doctrina de que "las llamadas mociones de reprobación "son normalmente utilizadas con la finalidad de censurar la actuación de los miembros del Gobierno individualmente considerados y de otros cargos públicos en activo".

Para Compromís, esta divergencia entre las dos Cámaras evidencia que el PP, cuando aceptó tramitar en el Senado la reprobación de su senador, "actuó con revanchismo y sectarismo manipulando a su antojo a los miembros de la Mesa" de la Cámara en la que tiene mayoría absoluta.