Callejón sin salida y tiempo de descuento. Bajo estas premisas, Pedro Sánchez activa a fondo la válvula de presión sobre el resto de fuerzas – en especial sobre Podemos – con el objetivo de armarse de razones ante un tablero que transita hacia la repetición electoral el 10-N. La puesta en escena del Presidente en funciones sólo ofrece como vía de salida para esquivar las urnas su programa común progresista, la oferta de 300 iniciativas que presenta Sánchez este martes 3 de septiembre en un acto en la madrileña estación de Chamartin, con tintes de precampaña.

Arropado Pedro Sánchez por la plana mayor socialista y numerosos invitados de la sociedad civil, la puesta de largo de las medidas va a suponer una suerte de pistoletazo de salida a tres semanas, las que restan para la convocatoria automática de las urnas, con mucha tela que cortar por el camino. Más allá de los contactos partido a partido, la clausura el miércoles 4 del 33º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones en el Palacio de la Magdalena de Santander permitirá a Sánchez verse con Miguel Ángel Revilla, líder del PRC, y esa misma tarde tener una cita con el presidente del PNV,Andoni Ortuzar, en Bilbao, además de intentar “teatralizar”, a partir del 9 de septiembre, una ronda con Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias, La Moncloa y Ferraz tienen señalado en rojo en el calendario el jueves 12.

El día después de la Diada, con el debate polarizado ante la toma de las calles de Cataluña por los secesionistas, la comparecencia ante el Pleno del Congreso sobre los últimos Consejos Europeos servirá a Sánchez para apretar las tuercas, particularmente a Iglesias y a Rivera, con un anticipo de argumentos y posturas electorales. De hecho, según ha podido constatar la Cadena COPE, La Moncloa confiere gran relevancia a la cita en el Hemiciclo en la cuenta atrás a echar el cierre a la legislatura. En esa clave debe entenderse igualmente que Pedro Sánchez sólo acudiría a las Cortespara pedir la confianza en función de contar con los apoyos que garantizasen el éxito de una investidura.

El presidente del Gobierno se prepara así para resistir. Sin más. “A la tercera va la vencida”. Esta es una sensación mayoritaria percibida por la Cadena COPE en el núcleo duro de Pedro Sánchez en clara referencia a la nueva fase en su relación con los morados que por segunda vez en apenas tres años han malogrado la oportunidad de un Gobierno de izquierdas. De socio preferente el 28-A a enemigo a batir el 10-N. Y ello con la única duda de cuál será el reparto final de escaños, pero la seguridad de que Sánchez volverá a ser primero, la entente PP-Ciudadanos-Vox carece de posibilidad de sumar mayoría absoluta y, por tanto, podrá reivindicar de nuevo su derecho y legitimidad para gobernar.

La lectura en el búnker de La Moncloa de las encuestas en sus manos, según ha sabido la Cadena COPE, otorgarían hoy a Pedro Sánchez el 32-33% de los votos. En términos de porcentuales, el PSOE podría lograr casi 4,5 puntos más que hace cuatro meses. La subida del líder socialista le permitiría moverse en una amplia horquilla que va de los 132 a los 142 escaños. La Moncloa baraja una participación 3 puntos inferior a abril. Entonces fue del 75,7%. El propósito de los estrategas de Sánchez pasaría por apuntalar los 140 diputados anclándose en la centralidad y captando a descontentos con Iglesias y Rivera.

Precisamente, Podemos y Ciudadanos aparecen como las siglas con mayor riesgo de quedar desubicados, sin sitio, con una pérdida de confianza de los electores. Su caída vendría del castigo de haberse apartado del foco de la gobernabilidad del país, desdibujando así su papel y, por tanto provocaría grietas en su liderazgo. Al menos en el de Pablo Iglesias. Los sondeos internos señalan a morados y naranjas como claros caladeros a los que dirigirse. Del mismo modo que el PSOE saldría beneficiado de la segunda vuelta a las urnas, también el PP remontaría unos 3 puntos. Casado lograría el 19-20% de los votos, alcanzando entre 82 y 92 parlamentarios, entre 16 y 26 representantes más de lo que ahora tiene.

Todos estos elementos sobre la mesa, según el entorno de Pedro Sánchez, permitiría al PSOE enfrentarse a una etapa de cierta estabilidad durante cuatro años al obligar a los contrincantes políticos a rectificar sus actuales posiciones. Siempre estando al albur de acontecimientos de aquí al 10-N, tal y como también reconocen los estrategas. Cabe recordar que ya erraron en la anterior campaña de las generales, hasta el punto de trabajar el 28-A con el escenario de un suelo de 130 escaños. Sea como fuere, la meta electoral parece clara.