El Gobierno trató de hilar un relato íntegro de los acontecimientos en el aeropuerto de Barajas en defensa de José Luis Ábalos, pero por el camino siguió dejándose interrogantes. Entre otros, las motivaciones de Delcy Rodríguez decidida a entrar en España, de hecho, reiteró a Ábalos en su “saludo” de 25 minutos a bordo del avión la intención de pisar suelo español. Por qué elegir nuestro país como destino teniendo prohibido siquiera el tránsito en territorio comunitario por las sanciones impuestas por la UE a miembros del régimen chavista por su complicidad con la represión y la violación de los Derechos Humanos en Venezuela.

A pesar de vender reiteradamente que la vicepresidenta venezolana hizo una escala en Madrid, el Ejecutivo se declaró incapaz de precisar cuáles eran las intenciones finales de la número dos de Nicolás Maduro. “Me es imposible ponerme ni en la cabeza ni en las intenciones, ni ningún tipo de objetivo que la señora Rodríguez tuviera previsto en su viaje”, enfatizó este martes María Jesús Montero en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Ahora bien, Pablo Iglesias negó a Pedro Sánchez cualquier relación con la llegada de Delcy Rodríguez con quien no habría cerrado ningún encuentro. Claro que algunas voces dejan caer desconocimiento de “toda” la agenda del vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030.

En la duda, la periodista venezolana Ibéyise Pachecho mantuvo en una entrevista en exclusiva en Herrera en COPE que Iglesias maniobró para que Rodríguez viajase a España bajo el convencimiento de que el presidente del Gobierno la iba a recibir para contraprogramar la gira del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. Según expuso, cuando el Ejecutivo conoció las intenciones del secretario general de Podemos, todo se desbarató. Desde luego, la vicepresidenta dio la sensación en su audaz salto de sentirse protegida por las autoridades. A lo más que llegó Ábalos fue, según el Gabinete, a evitar su deportación por nuestra policía. Tal extremo termina definitivamente con la versión según la cual Rodríguez estaba de tránsito.

A pesar de poner a España en una difícil tesitura, el Gobierno ha eludido trasladar su malestar a las autoridades venezolanas. Ni media palabra. Esta derivada de la cuestión se pierde ante la búsqueda de sellar la controversia. Más aún cuando, según remacha el Ejecutivo, se impidió “con éxito” una “crisis diplomática”, de cuya gestación Pedro Sánchez fue consciente con el vuelo de Delcy Rodríguez cruzando el Atlántico camino de España. En cuanto a Ábalos, con sus cambios de versiones atribuidas a “una obligada discreción diplomática”, sigue en una suerte de “nevera”, sin agenda pública tampoco este miércoles, ya por tercer día consecutivo.