Este lunes Pere Aragonès se convertirá en el nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña. Después de tres meses desde que los catalanes tuvieran que encontrarse ante las urnas para reelegir un nuevo líder al frente de la comunidad, y a punto de agotar el plazo límite para conformar un nuevo Govern por las desavenencias con JxCat, Aragonès ha confirmado, por fin, su presidencia.

Un Gobierno que parece estar enfocado en la reconstrucción del independentismo para dar continuidad a la estrategia separatista, que ya ha fracasado en dos ocasiones.

No obstante, han sido varios rostros, especialmente aquellos más cercanos al expresidente Carles Puigdemont, han dado un paso atrás y han querido alejarse de la conformación del Govern de Aragonès. La primera en hacerlo fue Elsa Artadi, a quien más tarde se unió el estrecho colaborador de Puigdemont, Josep Rius. Una cadena de despedidas que no parecen detener la senda independentista en Cataluña.

Jordi Puigneró será el nuevo vicepresidente, quien todavía forma parte del círculo de confianza del expresident fugado en Waterloo. Puigneró es considerado el padre de la Nasa catalana y se encargó de coordinar la defensa frente al ciberataque que sufrió la Generalitat durante la consulta soberanista del 9 de noviembre del año 2014, función que también desempeñó durante el referéndum unilateral del 1 de octubre de 2017.

Por su parte, para dar forma al independentismo dentro del nuevo Govern estará Jaume Giró, de JxCat, quien dirigirá la cartera de Economía tras decir adiós a Joan Laporta en el Fútbol Club Barcelona, y cuya función pasará ahora por corregir las desviaciones que puedan surgir tras la alianza de ERC y la CUP.

También el presidente de la ANC, Jordi Sánchez, desempeñará un papel dentro del Govern. Si bien no se va a integrar de forma directa en el Gobierno regional, supervisará desde la cárcel de Lledoners que se cumpla el acuerdo al que se ha llegado con ERC para evitar la repetición electoral.

Por otro lado, tampoco podemos olvidar el papel de Carles Puigdemont. Con el único objetivo de avanzar en las negociaciones entre ERC y JxCat, se acordó crear un núcleo estratégico del independentismo, en el que también participarán ANC y Òmnium Cultural. Un foro en el que el Consell per la República, presidido por el propio Puigdemont, tendrá voz y voto en las diversas decisiones que se vayan tomando con respecto a este asunto.

No se puede dejar a un lado la figura de Laura Borràs, líder de JxCat, quien ejercerá de contrapoder de Pere Aragonès desde la mesa de la presidencia del Parlament Catalán. Borràs renunció a la vicepresidencia precisamente para garantizar el domino de la institución que en el año 2017 quiso lanzar el referéndum unilateral.

Con todo esto sobre la mesa, no solo es JxCat quien va a presionar a ERC para cumplir con el pacto firmado, en el que la independencia tiene un papel fundamental, sino que también la CUP ha amenazado con retirar su apoyo a Aragonès de no cumplir alguno de los requisitos del acuerdo.

El expresidente del Parlament, Roger Torrent, se pondrá al frente de la Consejería de Empresa y Trabajo y el exsocialista Joan Ignasi Elena lo hará de Interior, quien será el responsable de llevar a cabo la pugna de los Mossos d'Esquadra que había exigido la CUP. Laura Vilagrà encabezará la Consejería de Presidencia y Josep González Cambray la de Educación. Por su parte, desde JxCat será Josep Maria Argimon quien estará al frente de la Consejería de salud y Victòria Alsina de Acción Exterior y Transparencia.

Aragonès se convertirá hoy en el nuevo president catalán con una cadena de presiones a las que deberá hacer frente. Eso sí, frente a una encrucijada, ya que de no cumplir los requisitos del acuerdo al que consiguió llegar con JxCat para conformar un nuevo Govern, perderá precisamente esos apoyos que le han llevado hasta la presidencia de la Generalitat con la independencia catalana en el punto de mira.