Las muertes reales por coronavirus en España ascenderían hasta las 43.985. O, al menos, así lo asegura un informe de la Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios (AESPROF). Este dato, un 56,6% mayor que el reconocido por Sanidad, correspondería al período comprendido entre el 14 de marzo (fecha de la proclamación del estado de alarma) y el 25 de mayo.

Según los registros oficiales, los fallecimientos por COVID-19 en esas fechas habrían sido 28.109. Es decir, 15.876 menos. Los fallecidos “sospechosos” de haber muerto por el virus, según el informe de AESPROF (Estudio de Mortalidad Real en España por la Pandemia de Coronavirus), corresponderían a residencias de ancianos, domicilios y centros hospitalarios. Podrían haber sido pasados por alto porque “en las primeras semanas no se realizaban test de detección”.

Los datos recogidos por AESPROF tienen como fuente a personal funerario, registros civiles y forenses, médicos forenses, patólogos e institutos de medicina legal. Se ha guardado el anonimato de todos aquellos que han contribuido a elaborarlo por “las presiones importantísimas a las que están siendo sometidas”.

Madrid se llevaría la palma en cuanto a mayor diferencia entre los datos oficiales y los aportados por los profesionales de los servicios funerarios: habría 16.579 muertos frente a los 8.949 reconocidos. Le seguirían Cataluña (12.125 frente a 6.035), Castilla-La Mancha (3.393 / 2.925) y Castilla y León (2.412 / 1.961).

Más de 250 profesionales han participado en la elaboración de un informe que critica la “disparidad de criterios estadísticos de contabilización de los fallecidos sin seguir una trazabilidad concreta”. Esto habría provocado la imposibilidad de conocer cifras reales y quizá también diferencias tan abrumadoras como la que existe, por ejemplo, con Italia: en la última semana, España ha contabilizado oficialmente un total de 95 muertos frente a los 680 registrados en el país transalpino.