Tomás Andújar

José Ramón Bauzá Díaz (Madrid, 1970), que este miércoles ha dado un portazo para abandonar un PP con el que ya no se identifica, heredó de Jaume Matas el partido en Baleares para llevarlo a su mejor resultado electoral en 2011 y lo condujo, tras cuatro años de gobierno, a su derrota más profunda.

Aunque tras los comicios de 2015 el PP de las islas le hizo cargar con el peso de la derrota apartándole del liderato, le otorgó una salida benévola designándole como senador en representación de la comunidad autónoma, un cargo que ha aprovechado para intentar mantener presencia pública, con más éxito fuera del archipiélago que en su comunidad.

Bauzá deja el PP y su escaño en la Cámara Alta un año después de haberlo decidido, según la carta de dimisión que ha hecho pública, a menos de medio año de que culmine su mandato, ligado a la legislatura autonómica.

Se daba por hecho que el partido no le renovaría para el Senado y tampoco cuenta con él para las listas autonómicas, que encabezará, con el beneplácito de Génova, el líder que le sucedió, Biel Company, que fue el conseller con responsabilidades más amplias en su Govern: Agricultura, Medio Ambiente y Territorio.

El exdirigente popular dimitido inició su carrera política como líder de la oposición en el Ayuntamiento de Marratxí en 1996, más tarde fue alcalde del municipio mallorquín y, tras la crisis provocada por la salida abrupta de Matas, acosado por investigaciones por corrupción, en septiembre de 2009 fue alzado al liderato del PP balear por designio de Mariano Rajoy.

Pero Bauzá quiso reforzar su presidencia y convocó un congreso abierto a toda la militancia, inédito en el partido, en el que compitió por la secretaría general con el que después fue su conseller de Turismo, Carlos Delgado.

Bauzá, que obtuvo casi el 70 % de respaldo de los afiliados, pasaba entonces por representar el sentimiento regionalista del partido y Delgado el españolista.

Una vez tomó las riendas del partido apartó de la primera línea, y de las listas electorales, a los barones regionales próximos a Matas y a todos los que estuvieran imputados, lo que le supuso desplantes y agrias críticas internas.

Los resultados electorales de 2011, con una cifra récord de 35 diputados de un Parlament con 59 escaños, validaron su estrategia y le animaron a abordar desde el Govern balear una serie de medidas que corregían la línea seguida por el PP balear cuando gobernó con Gabriel Cañellas y Jaume Matas al frente.

Bauzá implantó por decreto un sistema educativo trilingüe en detrimento de las clases en catalán, cambió la ley de Función Pública para que el conocimiento de esa lengua no fuese requisito de acceso a un empleo en la administración y promovió una ley para prohibir símbolos no oficiales en edificios públicos.

Además, como ocurrió en otras comunidades con gobiernos de distinto signo, aplicó severos recortes en servicios públicos para reducir el gasto dada la reducción de ingresos por la crisis económica.

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Con este equipaje, y pese a haberse consolidado en la presidencia del PP balear tres años antes con el 95 % de apoyo de la militancia, la lista autonómica de Bauzá cosechó en las elecciones de 2015 la peor derrota del partido y redujo su presencia en el Parlament de 35 a 20 diputados, lo que supuso la formación de un Govern de izquierdas que ha hecho bandera de hacer lo contrario que Bauzá.

Pero su último resultado electoral y su salida del liderato del PP balear por la puerta lateral hacia el Senado no han llevado nunca a Bauzá a renegar de su gestión ni sus ideas, que ha defendido abiertamente cuando han sido contradichas por sus sucesores en el PP balear, a quienes ha criticado más desde Madrid que en Baleares.

La pasada primavera se barajó la posibilidad de que se hubiera ofrecido para pasarse a Ciudadanos y en verano llegó a amagar con presentarse como candidato para liderar una corriente liberal que liderara el PP tras la marcha de Rajoy, aunque finalmente apoyó a Pablo Casado.

Ahora, la pregunta en el aire es si se integrará en Vox o, como ha anunciado, volverá a su profesión de farmacéutico, a la que aludía con frecuencia para explicar que él no necesita la política para vivir.