El 23 de febrero de 1981 el Congreso de los Diputados estaba reunido en pleno en la segunda jornada de la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, que asumía la presidencia del Gobierno tras la dimisión de Adolfo Suárez. A las 18.23 de la tarde, un pelotón de guardias civiles encabezado por el teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en la sala.

40 años después de pronunciar aquella frase "¡Quieto todo el mundo!" y disparar al techo, Tejero es el único de los tres promotores del golpe que sigue vivo. A sus casi 89 años, la última vez que se le ha visto en público fue en octubre de 2019, en la inhumación de los restos de Franco en el cementerio de Mingorrubio.

El intento de golpe de Estado, que frenó el Rey Juan Carlos I, con una declaración en televisión a la una y media de la madrugada, y que puso en riesgo la reciente democracia, no fue el primer movimiento de Tejero de acabar con ella. Durante los primeros años de la transición ya había protagonizado algunos altercados en San Sebastián, Málaga y Madrid, entre ellos la 'Operación Galaxia' en noviembre de 1978, con la que pretendía ocupar la Moncloa y ofrecer al Rey que formara un Gobierno de "salvación nacional". Por aquel episodio fue condenado a siete meses de prisión.

Una horas después del asalto al Congreso, el general Jaime Milans del Bosch, que entonces ocupaba el cargo de teniente general de la Capitanía General de Valencia, decretó el estado de excepción en esta ciudad con los tanques en la calle. El tercer responsable de la rebelión es otro general, Alfonso Armada, cuya implicación no se conoció hasta febrero de 1982. Armada había sido profesor del Rey Juan Carlos y había asumido la jefatura de la Secretaría del príncipe, y más tarde de la Casa del Rey.

Condenados a 30 años

El macrojuicio se celebró entre febrero y junio de 1982. Se sentaron en el banquillo 33 procesados, y pasaron por la sala 26 defensores, 16 jueces y 69 testigos que declararon en 47 sesiones. La sentencia considera por unanimidad que el teniente genenral Milans del Bosch, el general Armada y el teniente coronel Tejero "ejecutaron material, directa y personalmente" un delito de rebelión militar consumado "siendo cabezas de la rebelión los dos primeros y jefe de unidad superior a compañía el tercero".

Otros 28 procesados fueron condenados con penas de entre un año de suspensión de empleo y 6 años de prisión, condenas que el Tribunal Supremo revisó y elevó un año después. Tejero, Armada y Milans del Bosch fueron condenados a 30 años, a los que Tejero sumaba una multa de un millón de pesetas.

¿Indultados?

Los tres máximos responsables del 23-F salieron de prisión sin cumplir sus condenas íntegras pero solo uno de ellos fue indultado por el Gobierno. Alfonso Armada fue excarcelado el 24 de diciembre de 1988 tras adherirse a la Constitución. Ese mismo año había sido hospitalizado por una embolia cerebral y poco después le habían detectado una cardiopatía. Una vez libre publicó su autobiografía 'Al servicio de la Corona', en la que se declaraba inocente. Falleció en diciembre de 2013.

A Milans del Bosch se le concedió la libertad condicional en 1991 tras cumplir 8 años de condena por el artículo 60 del reglamento penitenciario civil, al haber cumplido los 75 años. Antonio Tejero es el que pasó más tiempo entre rejas, 15 años. Una asociación de religiosas pidió su indulto y el Tribunal Supremo lo admitió alegando causas "extrajurídicas y de conveniencia pública" para lograr "una aceptación social que contribuiría al olvido de unos hechos que deben quedar ya en el pasado". Sin embargo, el Gobierno no quiso indultarle. Fue liberado en 1996 al obtener una redención de 5 años y cumplir así tres cuartas partes de la condena. Durante los 15 años que estuvo en la cárcel se dedicó a pintar y a estudiar.

Tejero nunca se ha arrepentido, y en varias ocasiones ha afirmado que lo volvería a hacer si se dieran las circunstancias. Actualmente vive entre Marbella y Madrid refugiado en sus seis hijos y 16 nietos.