El año ha comenzado con cifras de paro y afiliación a la seguridad social sensiblemente mejores que hace un año. Enero es tradicionalmente un mes malo para el empleo por el fin de la campaña navideña y es cierto que en esta ocasión se ha comportado un poco mejor que enero de 2020 cuando todavía no se había manifestado la pandemia, pero tiene una explicación. Antes, los números.

En enero, la Seguridad Social sumó 39.814 nuevos afiliados en términos desestacionalizados, si quitamos los efectos del calendario, pero se destruyeron 218.953 empleos con respecto a diciembre. En cuanto al paro registrado, 2021 arranca con 76.216 parados más que en diciembre y con respecto a hace un año tenemos 710 mil desempleados más inscritos en las oficinas del Sepe. Nos hemos quedado rozando los cuatro millones de parados, cifras que no veíamos desde el 2016. ¿Y los autónomos? 14.668 se han dado de baja en el último mes.

¿Por qué decimos entonces que los datos son sensiblemente mejores que hace un año? Pues porque este mes de enero se han sumado 76.000 parados más frente a los 90 mil más que sumaba enero de 2020. Y lo mismo pasa con la afiliación, que este mes ha caído en 218 mil ocupados frente a los 244 mil de enero del año pasado.

¿Cómo se explica que sean mejores datos aun estando en pandemia? La explicación más lógica es que partimos de un punto más bajo, con una campaña de Navidad en diciembre mucho peor que la del año pasado por razones obvias, por las restricciones de la pandemia y por tanto la caída del empleo y la subida del paro sólo pueden ser menores.

¿Sigue creciendo el número de trabajadores en ERTE?

Sí, a cierre de enero unos 739.000 trabajadores seguían con el empleo suspendido, son 35.000 más que en diciembre, lo que supone un reflejo de las consecuencias del endurecimiento de las restricciones por la tercera ola de la pandemia. Es importante destacar que estos trabajadores no computan como parados sino como ocupados, pero unos ocupados que cada vez tienen más difícil volver al mercado laboral. La mitad de ellos son del sector servicios. Y a esto hay que sumar los 300.000 autónomos que están cobrando la prestación por cese de actividad.

¿Cómo queda la foto por sectores y comunidades?

El sector servicios es el que más sigue sufriendo, el que más desempleados sumó en enero, unos 78.000 seguido de la agricultura y la industria, con 3.000 y 1.000 parados más respectivamente en este caso incentivado por el temporal. El desempleo bajó en cambio en la Construcción. Por comunidades, el paro sólo bajó en Galicia, Baleares y Ceuta y subió en el resto.

¿Cuál es la tendencia?

Una de las claves nos la da la contratación que es un reflejo del nivel de confianza de las empresas y vemos cómo en enero se firmaron 1.300.000 contratos lo que supone un desplome del 26% con respecto a hace un año. Es decir, que de momento las empresas están a expensas de la evolución de la pandemia y de la vacunación que es clave para la recuperación. También es buen termómetro el número de empresas que se da de baja en la seguridad social, fueron 100.000 en el mes de diciembre, es el último dato que tenemos. ¿Qué significa esto? Pues que sigue perdiendo tejido productivo y que diciembre cerró con 100.000 empresas menos que el año anterior.

¿Hay algo positivo?

Lo cierto es que la actividad se va recuperando de manera sostenida y gracias a mecanismos como los ERTE, a los que llegaron a estar acogidos 3,5 millones de trabajadores a finales de abril, el paro de momento no ha superado la barrera de los 4 millones frente a los 6,5 millones de desempleados que llegamos a tener en la crisis financiera de 2013. Aun así las cifras son preocupantes porque 1.750.000 personas están en paro, en ERTE o en cese de actividad.