A pesar de que en 2017 el régimen de autónomas se sitúa en positivo y crece, aún permanece lejos de los niveles de antes de la crisis. En mayo de 2008, España contaba con 3.409.008 autónomos. El año pasado se cerró en 3.200.314 emprendedores.

Dentro de este descenso, la evolución del colectivo ha sido muy desigual en el caso de hombres y mujeres. El número de autónomas ya se recuperó en 2015, se afianzó en 2016 y en 2017 ha pasado a ser definitivamente el impulso principal. Ya hay más mujeres emprendedoras que al inicio de la crisis, en concreto, 24.029 más. Esta cifra hace que el número total ascienda a 1.130.771 autónomas en la actualidad.

Melilla, Ceuta, Canarias, Madrid y Andalucía son las comunidades autónomas que han liderado este crecimiento de los últimos diez años. Galicia, Asturias, País Vasco y Cantabria, a pesar de ser las comunidades donde la mujer emprendedora tiene mayor peso, estando siempre por encima de la media española, han experimentado una disminución paulatina.

En Europa, las autónomas representan el 32,1% del colectivo. En este apartado, España supera la media europea con un 32,8%, ocupa la decimosexta posición y se sitúa muy cerca de países como Francia, Reino Unido o Alemania. “Con esta subida progresiva, una vez finalice la década esperamos ser uno de los países que encabece este ránking”, defiende Soraya Mayo, secretaria general de la Asociación de Trabajadores Autónomos.

Con un 86,5% el sector servicios es el preferido por las mujeres para emprender. Comercio, hostelería, educación, sanidad... Muy de lejos le siguen la agricultura, con un 9,6%; la industria, con el 2,8%; y la construcción, con el 1,1%

El dato más curioso es que, aunque el grueso de edad de las autónomas se sitúa entre los 35 y los 55 años, en esta década el número de emprendedoras mayores de 65 años ha aumentado en más de dos puntos. Las mujeres trabajan más tiempo y se jubilan más tarde.