La Bolsa ha cerrado con pérdidas... otra vez. El pesimismo se ha impuesto, -otra vez-, en un mercado que ahonda en sus niveles más bajos desde 2016. El índice Ibex 35 ha perdido hoy un 0,9 por ciento, hasta 8.726 puntos. Acumula ya una caída  del 13 por ciento en lo que va de año.

Hay muchos puntos de fricción. Muchos focos de tensión que impiden la reacción de los mercados. Dentro de casa, el principal motivo de preocupación es la incertidumbre sobre el sector bancario. Los inversores reducen o eliminan sus posiciones en acciones financieras, a la espera de que el Tribunal Supremo decida el próximo día cinco quien debe hacerse cargo de los impuestos de las hipotecas. El Alto Tribunal tiene que dejar claro quien paga y, sobre todo, si hay retroactividad. Y, en ese caso, de cuántos años estamos hablando.  Las cuentas que hacen los analistas son muy diferentes para cada uno de los supuestos.

Por delante quedan por lo menos dos semanas más de incertidumbre. Y la incertidumbre cotiza a la baja en las Bolsas. Es mucho tiempo para estar en ascuas, y el dinero prefiere esperar y ver. Hoy ha vuelto a sufrir con especial intensidad el Banco Sabadell, que ha perdido un 3,3 por ciento en el día, un 15 por ciento en lo poco que va de semana y más de un 30 por ciento desde enero. Sus acciones quedan al filo de la frontera del euro por acción. Pérdidas menores pero también de cierto calado en Bankinter y  Caixabank.  Lo mejor del día es que se ha reducido  la presión vendedora sobre BBVA y Santander. E incluso ha entrado algo de dinero en Bankia, que ha conseguido cerrar con ganancias.

Fuera del sector bancario, hoy en Bolsa destaca la recuperación de supermercados Día, que ha rebotado un 10 por ciento después de haberse perdido más de un 60 por ciento de su valor en un par de días. Empieza a dibujar un suelo en los 60 céntimos por título, cuando cotizaba a seis euros hace poco más de tres años. Eso es una caída a plomo y lo demás son tonterías.  Tambíen destaca hoy Cie Automotive, que ha perdido cerca de un 5 por ciento, después de los malos resultados que ha presentado la automovilística Renault, que es uno de sus principales clientes.

El otro gran foco de crispación es el choque de trenes que se avecina entre Italia y la Comisión Europea. Bruselas ha devuelto a Roma el proyecto de Presupuestos y le ha dado un plazo  de tres semanas para que reformule sus cuentas ajustándose a las recomendaciones comunitarias sobre déficit. Algo nunca visto. Italia ya ha respondido que se seguirá en sus trece y que mantendrá sus cuentas sin enmendarlas ni lo más mínimo. Está a punto de producirse un enfrentamiento de enormes proporciones y de consecuencias inexcrutables. Puede producirse una crisis brutal en el seno de la eurozona. Italia es la tercer mayor economía de Europa, así que no es ninguna broma.

De momento, la prima de reisgo de Italia aumenta hasta 318 puntos, con la rentabilidad de sus bonos a diez años aproximándose al 3,6 por ciento, lo que puede complicar enormemente la financiación del tesoro italiano.  Aunque las comparaciones son odiosas,  España se financia a ese mismo plazo al 1,7 por ciento. Ahí queda el dato.

Y como guinda para explicar el mal ambiente que se respira en los mercados, los analistas señalan la caída de la Bolsa de Nueva York, que está corrigiendo rápidamente desde los máximos históricos que alcanzó hace pocos días. Se deja notar la presión procedente de algunos pobres resultados empresariales y se deja notar el temor a que la actividad económica se enfríe en los próximos trimestres. Este mismo temor a una mayor tibieza económica explica que el precio del petróleo baje hoy un 3 por ciento, hasta poco más de 77 dólares por barril.