La Bolsa ha cerrado en negativo, pero muy lejos de los mínimos intradía. El índice Ibex 35 ha bajado un 0,45 por ciento, hasta 8.886 puntos, tras pasar perder durante un rato la referencia de los 8.800. En el conjunto de la semana, la Bolsa se ha revalorizado un 0,8 por ciento, lo que reduce la pérdida acumulada en el conjunto del año a un 11,5 por ciento.  Hoy han predominado los números rojos en el parqué, con algunas excepciones, como Indra, IAG y las eléctricas. Ha subido también el Banco Sabadell, que ha vendido el 80 por ciento de Solvia, su filial de servicios inmobiliarios. Obtendrá unas plusvalías de 138 millones.  Ligeramente en negativo hoy Repsol, Inditex, los dos grandes bancos y Telefónica, que pagará dividendo el próximo jueves.  Serán 20 céntimos de euro brutos por acción.

Los inversores hoy han dudado. Y es que crecen los temores a un enfriamiento económico a nivel global. Francia y Alemania han rebajado sus previsiones de crecimiento. En ambos países se han conocido hoy pobres datos de actividad manufacturera y en el sector servicios. El Banco de España también ha recortado sus estimaciones de PIB para el año en curso del 2,6 al 2,5 por ciento. Espera un 2,2 por ciento en 2019.

Ayer el BCE redujo sus previsiones de PIB para la zona euro en una décima, tanto para el año en curso como para el próximo.  Las deja en el 1,9 y en el 1,7 por ciento, respectivamente. Espera un crecimiento del PIB del 1,7 por ciento en el año 2020 y del 1,5 en 2021. Preocupan además y mucho los indicadores que se han publicado en China. La producción industrial ha crecido a un ritmo del 5,4 por ciento. Se desacelera desde el 5,9 por ciento anterior. La actividad industrial china es la más débil de los últimos quince años. Además, las ventas al por menor en la segunda economía del mundo han aflojado su ritmo de crecimiento, hasta el 8,5 por ciento, que es su peor registro desde el año 2001. Son datos a tener en cuenta. El enfrentamiento con Estados Unidos ya ha hecho mella en la economía de gigante amarillo.

En Estados Unidos hoy se han publicado pobres cifras de ventas al por menor y  de producción industrial. También ha sido débil la actividad medida a través del índice PMI compuesto que elaboran los gestores de compras. En Estados Unidos se ha invertido la curva de tipos por primera vez en una década. Son más altos a corto plazo que a largo, lo que suele interpretarse como síntoma de que se aproxima un enfriamiento de la actividad económica y, por tanto, como una señal de que el ciclo de subidas en el precio del dinero está próximo a su fin.

La rentabilidad de la deuda estadounidense a dos años es superior a la de tres y cinco años. Ahora los inversores miran hacia la reunión que celebrará la Reserva Federal de EEUU el miércoles de la próxima semana. El comité mercado abierto, el órgano que decide la política monetaria estadounidense, podría subir una vez más el precio del dinero en un cuarto de punto, para dejarlo en la banda que va del 2,25 al 2,50 por ciento. Sería la cuarta subida de este año. La Reserva Federal ha subido tipos en ocho ocasiones desde que comenzó su programa de expansión cuantitativa.

Pero ya no está tan claro que vaya a subirlos otras cuatro veces el año venidero, como pronosticaban los expertos hace pocas semanas. Seguramente se quedará en tres o incluso sólo dos más, antes de dejar estable el precio del dinero durante un largo periodo de tiempo. Mejor no forzar la máquina, para no estropear los logros conseguidos tras varios años de inyecciones de liquidez por parte de la Reserva Federal.