Una selección de páginas de la biblioteca personal de Luis Cernuda cedidas por su familia, cinco ediciones de sus obras y sus poemas manuscritos por una veintena de poetas componen el legado "in memorian" del integrante de la Generación del 27 depositado este miércoles en la Caja de las Letras.

La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha recibido así la "presencia indispensable" de Luis Cernuda (Sevilla, 1902 - Ciudad de México, 1963), uno de los poetas "que ha dejado más huella y de manera profunda en la poesía española", ha indicado en el acto Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.

El depósito del legado de Luis Cernuda, celebrado con motivo del 60 aniversario de su muerte, acompaña desde hoy a los de otros poetas de su generación como Pedro Salinas, Federico García Lorca, Gerardo Diego o Rafael Alberti que ya se encuentran en esta cámara acorazada.

Como muestra de su obra, el depósito incluyó un ejemplar dedicado por el propio Cernuda de sus poemas en prosa, "Ocnos" (1949), y cuatro ediciones del poemario "La realidad y el deseo", una primera recopilación publicada en Madrid en 1936, con sus primeros poemas; y tres ediciones siguientes, datadas en 1958 y 1962 en México, y en 1965 en Cuba.

El Instituto Cervantes, según ha explicado García Montero, había pedido a algunos poetas que escogiesen una pieza de Cernuda y la escribieran a mano, "para dar cuenta de una herencia que pasa de vida en vida y de mano en mano" para que formaran parte de este legado.

Esta antología manuscrita se compone con los versos escritos por una veintena de autores, entre ellos, los latinoamericanos Darío Jaramillo, Piedad Bonnett o Marisa Martínez Pérsico; y los españoles, Luis Antonio de Villena y Ariadna G. García Jaime Siles, Ada Salas, Abelardo Linares o Antonio Rivero Taravillo, su biógrafo.

Ángel Yanguas, sobrino nieto de Luis Cernuda, ha explicado por su parte el contenido del legado familiar, cedido a perpetuidad a la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes: una selección de páginas ilustradas, provenientes de la biblioteca personal del poeta, "la más valiosa de sus pertenencias", señaló.

Antes de depositar los objetos en la caja número 1684, la poeta Ariadna G. García, leyó el poema "Sombra de mí", perteneciente al libro Poemas para un cuerpo (1957) y Luis Antonio de Villena recitó "Los marineros son las alas del amor", poema del libro "Los placeres prohibidos" (1931).