Bruno Paneiva Medici

Pocas personas en la historia de España han tenido una doble faceta llevada a cabo con "tanta exquisitez" como Juan Benet, ingeniero de Caminos y escritor. Este año se cumple el 25 aniversario de su muerte y, por ello, el Colegio de Ingenieros de Madrid ha recordado su figura y recuperado la exposición "Rutas".

Asimismo, aprovechando la puesta en marcha del nuevo Auditorio Agustín de Betancourt, que el propio Benet inauguró hace 27 años, el Colegio ha celebrado una mesa redonda en la que han intervenido el escritor Vicente Molina Foix, el presidente de la institución, Juan A. Santamera, y el ingeniero Adrián Baltanás.

"Se dice que, en cierta ocasión, un periodista le pregunto: '¿cómo usted, siendo una de las más consideradas voces de la literatura castellana, sigue dedicando tanto tiempo a su profesión de ingeniero? Y Benet, tras un interminable silencio, respondió: '¿Y qué quiere usted, joven? ¿Que me dedique a la mendicidad?'", ha relatado, entre risas, el presidente del Colegio para introducir el encuentro.

A continuación, la mesa redonda ha dialogado acerca del contraste de las bellas aficiones, que también profesiones, de Benet (Madrid, 1927-1993), ingeniero de grandes obras públicas (sobre todo hidráulicas) como los canales de Cornatel y Quereño, la presa del Porma, la presa de Eirós y la presa de El Atazar, y escritor en diversos géneros literarios, con obras destacadas como "Nunca llegarás a nada", "El aire de un crimen" o "Una meditación".

"Él estaba muy orgulloso de su profesión como ingeniero. La ingeniería fue más que el oficio de Benet, también fue la inspiración que le llevó a escribir lo que escribió y cómo lo escribió", ha apuntado Molina Foix.

"En mi opinión, eso le dio un conocimiento de algo que transmutó en un paisaje de región. El hecho de que viviendo desde muy joven con dicha profesión, con una vida agreste, solitaria muchas veces, en un paisaje intrínsecamente español, fue calando absolutamente en su obra", ha añadido.

Dicho retrato de la entraña española que creó, evitando el casticismo y el costumbrismo predominantes de la época, le llevó a tener un gran número de acusadores y enemigos desde muy pronto, opina el escritor, aunque, aún así, no pudieron tumbar el "monumento" que estaba construyendo.

No obstante, un tema enormemente resaltado en la mesa es que el hecho de que fuese un brillante escritor vino precedido del tiempo libre (exactamente dos horas) que gozaba después de trabajar. Según Molina Foix, dedicados exclusivamente a escribir mientras escuchaba al compositor Franz Schubert de fondo.

Por otro lado, Baltanás ha ahondado en su principal faceta, dividida, desde su punto de vista, como "ingeniero constructor y proyectista" y como "ingeniero intelectual y escritor técnico".

"Detrás de su obra hubo una vida y un gran esfuerzo, que dejaron una enorme cantidad de importantes infraestructuras hidráulicas. También, fue productor de innumerables artículos y conferencias, y estuvo muy presente en los medios de comunicación para dar a conocer el trabajo de su sector", ha afirmado.

"El tenía mucho tiempo libre y, entonces, optó por la literatura. Un espacio que, tal y como me dijo, le permitía crear un espacio de gran libertad creadora innovadora frente a las rigideces contractuales de su oficio como constructor", ha apostillado.

Tras el coloquio, el Colegio mantendrá la exposición "Rutas" hasta el 11 de enero, una muestra rescatada del decimoquinto aniversario de su fallecimiento que permitirá a los asistentes indagar en la figura del protagonista.

Ellos serán libres de elegir cuál era la mejor faceta de Benet. Ahora bien, todos los espectadores presentes del encuentro coincidían en el mismo punto: Las dos facetas se le daban exquisitamente bien.