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Esther Gómez
El polifacético actor, director y también pintor Jordi Mollà explora en sus cuadros, de los que dice son un planeta, nuevos territorios llenos de luz y color con los que quiere transmitir optimismo, mientras en su horizonte más inmediato se dibujan varios proyectos de interpretación que, por el momento, lo mantendrán alejado de España.
Las pinturas de este versátil artista catalán, que este sábado inaugura una exposición con diecisiete obras de temática floral en La Fábrica de Hielo en Marbella (Málaga), resultan tan abstractas y coloridas como reveladoras.
Inspiradas en cuadros que ya existen como bodegones antiguos y realizadas con una técnica propia, sus creaciones han nacido -según el autor ha explicado a Efe- para expresar lo bueno y lo bonito de la vida en un momento en el que ya hay bastantes cosas feas alrededor.
Al hablar de los autores que de algún modo están presentes en su universo pictórico particular se decanta por aquellos que considera muy expresivos, como el estadounidense Julian Schnabel o el mallorquín Domingo Zapata, al que le une una profunda amistad y sobre el que está preparando un documental.
SIN FECHA DE VUELTA A ESPAÑA
A Jordi Mollà, afincado en Florida (Estados Unidos) desde hace ya unos años, le gustaría volver a trabajar en España. Un ojalá, acompañado por un profundo suspiro, como respuesta a la pregunta sobre si se le verá pronto por estos lares, no dejan la menor duda.
Pero España, cuna de grandes artistas e inspiradoras musas, no siempre es generosa con sus buenos hijos y en más de una ocasión los deja marchar para luego lamentar con llantos su ausencia.
Así, Jordi Mollà, el actor, del que se dice es el villano favorito de Hollywood, encara el futuro con tres proyectos en mente muy interesantes, de los que rehúsa dar pistas porque aún están flotando, señala, aunque lo que sí avanza es que se trata de propuestas que le mantendrán en Estados Unidos algún tiempo más.
Como director, tiene pendiente dar vida a un guion que escribió durante la pandemia, que habla del mundo en el que vivimos y de cuestiones por las que se siente muy interesado y sobre las que pudo reflexionar en los días de aislamiento social, como la monitorización continua.
TAN FUERTE QUE ANULÓ AL SER HUMANO
La crisis sanitaria, que paralizó un proyecto buenísimo que tenía en España, ha sido algo tan fuerte que dejó al ser humano anulado y las reacciones se verán partir de ahora cuando se está abriendo todo otra vez, comenta.
Vienen momentos difíciles en los habrá que adaptarse de nuevo al mundo, socializar, abrazarse y aprender a convivir como siempre, subraya, y mientras lo hace, su voz denota cierta preocupación.
Respecto a los meses más duros de 2020, explica que los ha llevado con el mayor sentido pacífico del que ha sido capaz, si bien en Miami, donde le tocó pasarlos, no había esa sensación de agobio de no poder salir de casa y la gente en Florida no se movía por protegerse.