El arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira ha afirmado que no solo arquitectura y escultura tienen una base común, sino que "también pertenecen a la misma familia que el ballet o el cine, aunque su nexo sea menos directo".

Durante las jornadas "Coloquio Alfaro" celebradas hoy en la sede de la Fundación Bancaja, Siza ha comentado que "en arquitectura siempre hay duda y miedo, y utilizo el dibujo cada vez que comienzo un proyecto, cada vez que me encuentro con los numerosos problemas que rodean a la arquitectura. En eso también se parece a la escultura, en la necesidad de dibujar".

El premio Pritzker de arquitectura función y forma son imprescindibles: "Si bien tanto arquitectura como escultura se preocupan por la forma, el desarrollo y la continuidad del espacio, la escultura no tiene en cuenta el comportamiento humano, mientras que la arquitectura, literalmente, tiene gente dentro".

El arquitecto ha narrado cómo, de niño, en los años 40, con ocho o diez años, quería ser escultor, pero terminó entrando en el mundo de la arquitectura a pesar de no haber tenido anteriormente ningún contacto, ni familiar ni profesional, con ésta especialidad.

"Cuando entré en la escuela de arte, el primer profesor que criticó lo que hacía me dijo que mi obra demostraba que no entendía absolutamente nada de lo que es la arquitectura, y me aconsejó comprar revistas especializadas en la materia", ha recordado Álvaro Siza.

El arquitecto portugués también ha lamentado la falta de derechos de autor en la obra de los arquitectos. En arquitectura, a diferencia de en escultura, la autoría se diluye: "Encargas el proyecto a un arquitecto, llamas a un ingeniero, y ahora hay hasta especialistas para las ventanas. La adición de diversos elementos rompe con la idea de autoría".

"La imagen o idea inicial es del autor, pero desarrollar un proyecto arquitectónico es muy complejo y participan diversos perfiles técnicos, mientras que en escultura un único autor hace una pieza", ha señalado.

Preguntado sobre el momento en que el arquitecto conoció la obra de Alfaro, ha asegurado haberse quedado "maravillado y furioso por no haber conocido su obra antes" y es, desde entonces, un apasionado del escultor valenciano.