'El Grito' de Edvard Munch es una obra icónica y durante años, y desde la pintura vio la luz, ha sido sometida a muchos estudios e investigaciones. No obstante, en el caso de 'El Grito', hubo un pequeño detalle en el lienzo que hizo que todos los expertos se centraran en aquel detalle.

"Solo podría haber sido pintado por un loco". Una sencilla frase compuesta por ocho palabras en noruego que generaron un auténtico debate entre académicos, expertos y aficionados a la pintura que, sin lugar a dudas, llevó a muchos a preguntarse quién podría haber escrito aquella frase.

La primera vez que los expertos comenzaron a ser conscientes de aquella inscripción fue en el año 1904 en una exposición en Copenhague, once años después de que Edvard Munch pintara la obra. Fue un crítico de arte danés quien pensó que lo había escrito un miembro del público y que podría tratarse de un acto vandálico, en el que alguno de los visitantes había querido expresar su opinión, tanto de la obra como del autor.

En este sentido, es necesario remarcar que el pintor se encontraba en un momento complicado cuando llevó a cabo la obra y su estado mental estaba verdaderamente dañado.

¿Acto vandálico o guiño del autor?

Después de un auténtico debate, se llegó a la conclusión de que aquella frase no estaba escrita con letras especialmente grandes ni tampoco parecía un acto vandálico, ya que apenas dañó la pintura. Recordamos que fue pasados los años cuando los expertos fueron conscientes de aquella pequeña oración escrita a lápiz en una esquina.

Lo cierto es que, a pesar de todas las hipótesis que se han manejado durante todos estos años, fue el propio autor el que escribió aquella misteriosa frase oculta en el fondo de la primera versión de su pintura 'El Grito'.

Fue una investigación llevada a cabo por el Museo Nacional de Noruega, a finales de febrero de este mismo año, la que ha revelado que aquella breve inscripción era obra del propio autor.

Mai Britt Guleng, el curador del Museo, había trabajado durante mucho tiempo en las obras del pintor noruego. Para ello, la pintura se fotografió con una cámara de infrarrojos, lo cual hizo que la escritura destacara claramente del fondo pintado y, por lo tanto, agregara un nuevo giro a la historia.

No había duda de que la inscripción fue del propio autor. La escritura en sí y los eventos que ocurrieron cuando Munch exhibió la pintura por primera vez en Noruega apoyaron esta conclusión, tal y como aseguró el curador del Museo en un comunicado.

"Tienes que acercarte bastante para ver la inscripción. Rara vez encontramos tales inscripciones en pinturas, particularmente no en una de las más famosas del mundo. Dado que se trata de una obra tan importante en la historia del arte internacional, la inscripción ha recibido una notable pequeña atención", aseguraba dicho comunicado. Aún no se sabe, eso sí, en qué momento concreto de su vida pudo hacerlo. Lo que sí está claro es que fue el autor, quien por algún motivo concreto, quiso dejar constancia en 'El Grito' de su estado anímico o de su salud mental sobre aquel lienzo.