Científicos japoneses dan con la solución definitiva contra la escasez de sangre: vale para todos los grupos sanguíneos

Los investigadores no cesan en su intento de conseguir alternativas a la sangre natural más duraderas y que permitan generar reservas para los pacientes que necesitan transfusiones

Sangre en el laboratorio

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Sangre en el laboratorio

María Álvarez

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3 min lectura

Las transfusiones de sangre juegan un papel fundamental en la atención médica. Gracias a ellas, miles de personas en todo el mundo pueden seguir viviendo, recuperarse de enfermedades graves o salir adelante después de una cirugía o accidente, 

Recibir una transfusión significa que alguien, en algún momento, decidió donar su sangre de forma voluntaria. Este acto, aunque puede parecer pequeño, tiene un impacto inmenso, puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte. 

No todo el mundo está dispuesto a donar, por eso, mantener un suministro de sangre suficiente y estable resulta un reto. De hecho, al existir varios grupos sanguíneos, es aún más complicado y siempre salen perjudicadas las personas que pertenecen a los grupos menos comunes. 

La sangre no puede fabricarse, o quizás sí

Siempre se ha dicho que la sangre no puede fabricarse, solo puede venir de personas solidarias. Por eso, cada vez que alguien dona, está siendo parte de una cadena de vida que une a desconocidos en un acto de generosidad.

Sin embargo, las investigaciones no han cesado para encontrar una solución a la escasez de sangre que se produce en las temporadas en las que la gente no dona. Muchos pacientes necesitan transfusiones, y si no hay suficiente, no existen más alternativas. 

Existen numerosas iniciativas para desarrollar sangre artificial que pueda sustituir la necesidad de sangre natural. Uno de estos proyectos se está llevando a cabo por un grupo de científicos japoneses dirigidos por la Universidad Médica de Nara.

Laboratorio - EFE

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Laboratorio

Sangre artificial a la vuelta de la esquina

En 2022, este grupo de científicos japoneses comenzaron ensayos clínicos a pequeña escala para probar un nuevo tipo de sangre artificial que podría usarse en pacientes con cualquier grupo sanguíneo. 

En estos ensayos participaron 12 voluntarios sanos a los que se les inyectó la sangre artificial por vía intravenosa. Los resultados permitieron demostrar que la sangre era segura y que apenas tenía efectos secundarios ni cambios significativos en los signos vitales.

Gracias al éxito de estos ensayos, los científicos han acelerado el proceso y han comenzado a administrar sangre artificial a grupos más grandes de voluntarios. Si los resultados de estos estudios confirmaran que es seguro, para 2030 ya será posible utilizarla en pacientes.

Mujer recibiendo una transfusión de sangre

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Mujer recibiendo una transfusión de sangre

¿cómo es esta sangre artificial?

Uno de los principales problemas de la sangre almacenada es que no dura demasiado tiempo, es decir, tiene una vida útil muy corta. Por eso, el equipo de científicos liderado por el profesor Hiromi Sakai ha desarrollado una técnica para extraer hemoglobina de sangre donada caducada y encapsularla en vesículas de lípidos, creando glóbulos rojos artificiales. 

Estas células sintéticas no contienen los componentes que definen el tipo sanguíneo y que son responsables de la interacción entre los glóbulos rojos y el sistema inmunológico. Esto significa que esta sangre es universalmente compatible.

Se eliminan así dos de los problemas más comunes con la sangre natural. Por un lado, la incompatibilidad dependiendo el tipo de grupo sanguíneo y, por otro lado, su corta vida útil cuando se almacena.

¿cuánto puede durar esta sangre almacenada?

Una de las principales ventajas de esta sangre artificial es su capacidad para conservarse una vez que se almacena. Esta sangre sintética puede conservarse, según los investigadores, hasta dos años a temperatura ambiente y hasta cinco si se refrigera.

Muestras de sangre

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Muestras de sangre

La vida útil de la sangre natural, generalmente, es de 42 días, por lo que esta sangre sintética supera ampliamente el tiempo de conservación de la sangre convencional. De la misma forma, facilita su transporte y almacenamiento, especialmente en áreas remotas o en situaciones de desastre.

Aunque los resultados iniciales son prometedores, harán falta ensayos clínicos más amplios y obtener aprobaciones de agencias reguladoras para garantizar su seguridad y eficacia y poder implementarla para los pacientes. 

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