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El inesperado motivo por el que un uruguayo se mudó definitivamente a España: ha creado escuela

Ramón llegó por primera vez a España en 2008. Cada año regresaba hasta que, hace poco, se ha mudado definitivamente. En 'La Tarde' cuenta por qué anima a otros a seguir sus pasos

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Tiempo de lectura: 2'Actualizado 19:16

Cada año, cientos de esquiladores uruguayos llegan a España para realizar la temporada de esquileo de ovejas. Este año han sido más de 400. Se trata de una tradición, que enfrenta desafíos como la falta de relevo generacional, es crucial para la industria ganadera española. Para conocer más sobre el tema, Pilar Cisneros ha hablado en el programa de 'La Tarde' con Ramón Santana y Luis Carrasco, que comparten su experiencia y reflexiones sobre esta profesión.

En el caso de Ramón, un esquilador uruguayo establecido en Madrid desde hace varios años, explica que la tradición del esquileo en Uruguay se remonta a la enseñanza temprana en escuelas especializadas. "Empezamos muy jovencitos. En mi caso empecé con 15 años. Estamos muy preparados", señala. Esta formación temprana, combinada con la pasión por el trabajo rural, ha cultivado generaciones de esquiladores profesionales en el país: “Nuestros instructores pertenecen a la agricultura y ganadería. Es como el fútbol, que también tenemos escuelitas de muy pequeños, y eso es lo que nos ayuda a aprender.”

Ramón

Ramón Santana esquilando

Desafíos en España

A pesar de la demanda constante de esquiladores en España, Luis Carrasco señala la falta de relevo generacional y la escasez de escuelas de formación como desafíos significativos. "No hay esquiladores españoles suficientes para hacer todas las ovejas de España", comenta. Esta situación ha llevado a la dependencia de esquiladores uruguayos durante la temporada de esquileo. Por cada oveja, les pagan alrededor de 1,50 euros y se tarda entre uno y dos minutos en realizar el trabajo.

La profesión actual de Luis no tiene nada que ver con el esquileo. Sin embargo, suele pedir una excedencia para hacer lo que le gusta. “Yo me cojo de 15 a 20 días, a veces hasta un mes. Luego los fines de semana también esquilo”, comparte.

Newly clipped fleeces of wool off swaledale ewes. Yorkshire, UK.

La técnica y el ritmo

Tanto Santana como Carrasco destacan la importancia de mantener un ritmo constante durante el esquileo. "No vale que en una hora te peles 25 ovejas", comenta Carrasco. "Es el aguante. Si estás 20 días, son 20 días. No vale ir un día y descansar tres", agrega Santana. La técnica, la resistencia y la habilidad para adaptarse a diferentes tipos de ovejas son clave para el éxito en esta profesión.

El futuro del esquileo en España

Ambos esquiladores expresan la esperanza de que se puedan establecer programas de formación en España para preservar esta tradición. Santana sugiere que "tendría que haber algunas escuelitas para enseñar a la gente joven que quiera a aprender", y destaca la importancia de proporcionar oportunidades de aprendizaje para las futuras generaciones de esquiladores españoles. Según su visión, el esquileo de ovejas no solo es una práctica laboriosa, sino también una parte fundamental de la herencia rural que necesita ser protegida y promovida para garantizar su continuidad en España.


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