El detenido, que ya contaba con antecedentes por tráfico de drogas, ocupaba un piso en una céntrica calle de la capital abulense que había convertido en “foco de menudeo, operando a cualquier hora del día o de la noche y dispensando cualquier tipo de estupefaciente”, por lo que era conocido como el “24 horas” por las personas que allí acudían a comprar la droga. Según fuentes de la Policía Nacional, las medidas de seguridad instaladas en el piso lo convertían en un “bunquer”, impidiendo una rápida actuación por parte de los agentes, y es que tras la primera puerta de acceso a la vivienda, había una segunda puerta de seguridad con una gran plancha metálica que estaba dotada de tres cerrojos impidiendo el acceso desde el exterior. Además todas las ventanas de la vivienda estaban enrejadas con vallas metálicas soldadas desde el interior. La droga se dispensaba a través de una pequeña ventana de 20x20 que daba al rellano.