El objetivo ha sido promover un intercambio de vivencias y reflexiones para mejorar la colaboración entre los centros, las familias y las parroquias. Al final, ya se anunció que la experiencia se repetirá en otras ocasiones, y el Obispo asumió compromisos concretos.   El punto de partida son las orientaciones pastorales dadas por la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, presidida por mons. López Llorente. Él mismo ha explicado que este documento es el fruto del trabajo realizado en la Conferencia de Obispos Españoles, y que responde a una honda preocupación por lo que Benedicto XVI definió en el 2006 como “emergencia educativa”. Según expertos en sociología, hace una generación el 70% de la educación se transmitía por la familia, el colegio y la parroquia, mientras que ahora su influencia se ha reducido al 30%. Sin embargo, su validez sigue vigente.   Por esta razón desde la Iglesia se quieren establecer ámbitos y puentes de colaboración entre estas tres entidades fundamentales para la educación de las jóvenes generaciones. Representantes de las Asociaciones de Madres y Padres, de la dirección de los centros y sacerdotes de las parroquias en las que entran estos colegios aportaron sus experiencias y propuestas: aprovechar las iniciativas de formación de padres, colaborar en el ámbito de jóvenes, compartir recursos y espacios, incluir tiempos de celebración en los horarios, integrar los sacerdotes como recurso ofrecido a los alumnos y familias, entre otros.   Mons. López Llorente ya se ha comprometido por su parte a promover instacias para mejorar los vínculos de colaboración: cerrar la programación diocesana entre mayo y junio para que los centros la puedan incluir en sus programas de curso, convocar una reunión de trabajo entre las delegaciones diocesanas de familia, enseñanza y catequesis para tratar este tema, e incluir la cuestión de la educación en el próximo consejo Diocesano de Pastoral, así como promover la presencia de educadores en los consejos parroquiales y arciprestales.