A Coruña registra una nueva modalidad de okupación: alquilar un bar y usarlo como vivienda. Le ocurrió al propietario de un establecimiento ubicado en Ángel Rebollo, en el barrio de Monte Alto. Una mujer alquiló el local para reabrirlo, en teoría. Pero lejos de servir cafés, solo sirvió problemas. Al poco tiempo de firmar el contrato, se instaló con más gente dentro para vivir.

Solo pagó la fianza y el primer mes, pero quedó casi un año en el local. Después, el propietario, ante la imposibilidad de rescindir el contrato y al ver que “allí entra y sale gente de forma continua de pintas raras”, contactó con la empresa Desocupa 24 horas. Estaba “desesperado”, según cuenta el responsable de la compañía, Francisco Fernández.

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La chica, asegura, “alquiló el bar con intención de abrirlo, al poco tiempo lo cerró y quedó viviendo ella, varias personas de su entorno, un perro y un gato”. La empresa presionó para que se fuese y, pese a la reticencia inicial, la mujer aceptó marcharse y entregar las llaves del bar. Dentro, se encontraron muchos desperfectos “el interior estaba lleno de porquería, colchones en el suelo, mucha dejadez y un estado bastante crítico de abandono”, relata.

Es la primera vez que en la empresa se encuentra en A Coruña con un caso así de okupación en el que una persona alquila un local hostelero para acabar utilizándolo como vivienda. Sí han visto esta situación en otros lugares de España como Madrid o Andalucía. Lo que sí ven con más frecuencia es la figura del “inquiokupa”, personas que alquilan un piso y dejan de pagar para instalarse de forma irregular.

Desde Desocupa hablan de Monte Alto como una “zona caliente” de okupación. Citan otras como O Castrillón o el Agra do Orzán.