Fracasó Parladé este jueves en Madrid. Y fracasó por varios motivos. Uno, por ser una corrida sin ningún tipo de cualidad relacionada con la bravura. Pero sobre todo porque fracasó ese tópico del toro mastodonte que algunas voces siempre achacan a la monumental madrileña. Las Ventas, su afición, no demandan kilos en la tablilla. Lo que pide es un trapío acorde a la categoría de la plaza. Un toro serio y armónico en sus hechuras. Algo que no tuvo la corrida de Parladé.Los seis pupilos enviados por Juan Pedro Domecq fueron un muestrario de animales pasados de báscula, altos como jirafas y muy lejanos en comportamiento a los lotes enviados en las últimas temporadas a Madrid. Corrida sin fondo, que nunca humilló por sus destartaladas hechuras. El trapío y sus consecuencias, son otra cosa. Lo que salió por chiqueros para abrir plaza no fue un toro. Fue un tren de mercancías con veinte vagones detrás. Enorme el toro de Parladé con sus 641 kilos acuestas. Salvó con solvencia la larga a portagayola Juan José Padilla, que se gustó después en el saludo a la verónica. El susto llegó en el primer par de banderillas. Saltó antes de tiempo el jerezano, que al cuadrar fue encunado. Tremendo el golpe contra la testuz del toro y tremendo el posterior golpazo contra el ruedo. Salió con la cara ensangretada para terminar lo comenzado y destacando un tercer par al violín. Al toro le costó un mundo seguir la muleta de Padilla en el último tercio. Pesaba y mucho la romana y lastraba la falta de casta. Tiró mucho el torero, muy solvente en una faena capaz y solvente.El cuarto, mejor hechurado que el anterio toro del lote del 'Pirata', tampoco dio ningún juego. Toro de cansinas embestidas, sin continuidad en las mismas. Padilla, de nuevo muy solvente, se esforzó por buscar las vueltas al toro. Decidido, con sitio y oficio, el torero se mostró muy por encima de las condiciones de su oponente. Con la espada fue más que eficaz y tumbó al toro de un contundente estoconazo. La ovación final sonó a reconocimiento por la tarde echada por el jerezano, de las más serias ofrecidas en esta plaza.El primer toro del lote de Iván Fandiño fue una prenda. Un toro que nunca rompió hacia adelante en ningún momento. Midiendo, quedándose en mitad de las suertes y sin terminar de pasar en la muleta del torero vasco. Las opciones fueron nulas. Donde se atascó Fandiño fue tanto con la espada como con el descabello. El quinto fue otro mostrenco de 649 kilos con dos puñales por delante. Sin embargo, el toro sacó buen fondo y clase en los primeros compases de la faena de Fandiño. El de Orduña corrió la mano con temple y largura, haciendo pasar toda la anatomía del toro. Y mira que era difícil. Pero el gozo quedó esa primera mitada de faena, ya que al toro se le encendió pronto el chivato de la reserva. Ya no había más gasolina. Todo fue a menos. Con la salida al ruedo del tercero volvimos a los toros por encima de los seiscientos kilos. Y de nuevo más carne que casta. El de Parladé se comportó como un buey. Bruto, embistiendo a taponazos y sin romper en ningún momento. José Garrido tiró de firmeza para solventar una complicada papeleta. Incluso llegó a robarle una serie en redondo donde hizo desplazarse más al toro. Pero después ya fue todo un querer y no poder. Alargó en exceso la faena el extremeño cuando el toro ya no tenía nada dentro. Si es que alguna vez lo tuvo...El sexto engañó en el inicio de su lidia. Tuvo movilidad y se empleó por abajo. Hasta tuvo dos tandas al inicio de faena que hicieron albergar alguna esperanza. Un espejismo. El toro echó el freno de mano rápido y Garrido de nuevo tuvo que tirar de asentamiento para sacar lo poco que tenía el toro.

FICHA DEL FESTEJO

Madrid, jueves 26 de mayo de 2016. 21ª de Feria. Casi lleno.

Toros de Parladé, correctos de presentación, de enorme alzada y volumen pero destartalados en sus hechuras. Corrida mansa, descastada y deslucida. Manejables los tres últimos, pero a menos por su contado poder.

Juan José Padilla, saludos y saludos.

Iván Fandiño, silencio tras aviso y saludos.

José Garrido, silencio tras aviso y silencio.