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Irene, madre de un niño con altas capacidades: “se veía inferior a los demás”

El 12% del alumnado español recibieron apoyo educativo, un 2 por ciento más que el curso anterior

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Ana Palacios
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Redactora de informativos

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 23:49

Casi 967.000, es decir, el 12 por ciento de los alumnos recibieron apoyo educativo en el curso 2022-2023, según la última 'Estadística de las Enseñanzas no universitarias. Alumnado con Necesidad Específica de Apoyo Educativo, publicada por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.

La gran mayoría, el 98 por ciento, tienen refuerzo por trastornos graves de la comunicación y el lenguaje, pero también reciben esa ayuda extra, hasta el 36 por ciento, por situaciones de vulnerabilidad socioeducativa, el 31 por ciento por trastornos del aprendizaje, el 8 por ciento por trastornos de la atención además de por altas capacidades intelectuales.

Irene Gamero es madre de un niño con altas capacidades.

Su hijo, tiene 10 años y estudia 4 de primaria en un colegio de Andalucía. Tiene altas capacidades, como el 7,8 por ciento de los niños que reciben apoyo en los centros escolares. En su caso, nos cuenta Irene, que su hijo ha sido atendido por el colegio a modo de parche, como buenamente han podido: “hay profesores que han tenido muy buena actitud y conociendo a mi hijo han tratado de ponerle nuevos retos cuando terminaba la actividad que estaban todos realizando. Pero lo que es el colegio, no ha seguido un esquema configurado”. En muchas ocasiones, su hijo y también ella, han sido señalados, porque al terminar el ejercicio se ponía a hablar con otros niños y los molestaba.

A su juicio y hasta este año, cuando las cosas han cambiado, el pedagogo del colegio, no ha sabido llevar a su hijo, ni ha sido apoyo alguno: “se limitó todo a crear un rincón de enriquecimiento con libros y es donde tenían que dirigirse los que terminaban pronto la tarea”. Sin embargo, este año ha entrado a trabajar una nueva pedagoga: “todo cambia mucho cuando los niños son bien dirigidos”. Una vez a la semana preparan una actividad basada en el área de interés del menor, en este caso las ciencias.

Además, el colegio ha tomado la decisión de pasarle de curso en la asignatura de ciencias. Asiste a la clase de 5 de primaria en esa asignatura. Irene ve ahora en su hijo una actitud totalmente distinta: “está súper contento, se siente motivado. Antes le veía quemado, abatido, aburrido, sin saber adaptarse. Le veía muy mal emocionalmente. Se sentía diferente e inferior porque no es igual al resto de sus compañeros”.

En este momento el colegio trabaja en la posibilidad de pasarle de curso. Primero hay que estudiar si el menor está preparado intelectualmente en todas las asignaturas y también si tiene suficientes habilidades sociales antes de tomar una decisión final.

¿Cómo se trabaja con un niño que necesita apoyo?

Laura es profesora de educación infantil en un colegio en Asturias. Es una etapa fundamental en la que se puede detectar tempranamente si un niño tiene algún tipo de problema en el aprendizaje. Nos cuenta a COPE, que ahora se controla mucho más que antes, que era algo que pasaba más desapercibido.

A la hora de trabajar con un niño que pueda llevar otro ritmo académico, no solo podemos tener en cuenta su nivel educativo, también es importante valorar al niño a nivel social y ver que le puede beneficiar más: “por ejemplo en un niño con altas capacidades se puede plantear la idea de subirle de curso, pero hay que estudiar si ese niño necesita más relacionarse con personas de su edad”.

Dentro del aula, se puede trabajar y adaptar las actividades al nivel de desarrollo de cada niño: “se realizan planes de trabajo individualizados. Todos los alumnos realizan la misma tarea, pero a cada uno se lo hacemos realizar según su nivel”. Laura nos pone un ejemplo práctico en una clase de 5 años, donde algunos niños saben escribir y otros no: “les pedimos que escriban una carta, a los que van más despacio les ponemos un apoyo visual para que copien, a otros los animamos a que completen palabras y los más avanzados lo escriben completo ellos solos”. Cuando ven que un niño evoluciona, le aumentan la dificultad de la tarea.

La educación en cadena

La profesora, el centro y la familia, son fundamentales a la hora de ayudar a un niño que tengan una necesidad educativa distinta. Ante la duda de si es mejor llevar a nuestros hijos a un centro ordinario o uno especial, importa mucho lo que piensen los padres. Por supuesto, hay que valorar cada caso de forma individual, a veces es más importante su adaptación social que académica.

En los colegios ordinarios trabajan de dos formas distintas. Por un lado, tenemos las aulas abiertas, donde los niños con casos más especiales salen de su aula para pasar un rato con especialistas. La idea es que poco a poco se vayan incorporando a su clase de referencia, hasta no necesitar salir.

Otra forma de trabajar, en casos más leves o más ordinarios, es en la que compañeros especialistas entran en el aula. Se realiza un trabajo en grupo, donde todos los niños salen beneficiados, aunque está completamente orientado en mejorar al menor con la necesidad especial.

Según Laura, en la actualidad se diagnostican muchos más casos que hace unos años. Mucho tiene que ver en ello las pantallas: “nos estamos encontrando con trastornos en el desarrollo del lenguaje. Son niños que viven pegados a las pantallas desde muy pequeños. Niños que ven más la televisión de lo que deberían”. Los menores necesitan socializar para desarrollar el lenguaje.

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