En junio tenemos elecciones al Parlamento Europeo. En los últimos años las instituciones europeas han conseguido importantes avances y han hecho frente con acierto a algunos desafíos. La respuesta a la crisis provocada por el COVID, con la puesta en marcha de los fondos para los países más afectados y la emisión de deuda conjunta ha funcionado. Después de la invasión de Ucrania, Rusia ha hecho todo lo que ha podido para dividir a los socios de la UE y no lo ha conseguido. La UE ha ayudado con decisión a los ucranianos. La UE ha sido también la primera región del mundo en aprobar una legislación para encauzar el desarrollo de la Inteligencia Artificial.

No se puede decir lo mismo de la política migratoria. Durante los últimos años se ha ido posponiendo un pacto migratorio que acaba de ser aprobado por el Parlamento Europeo. Un pacto deficiente que responde a un alarmismo injustificado. Se ha instalado el miedo, fomentado por organizaciones radicales, a la llegada de migrantes. El acuerdo endurece los controles y agiliza las expulsiones. Y esto va a suponer que haya menos garantías.

Los países de llegada siguen siendo, en gran medida, los que van a encargarse de los migrantes y refugiados. El reparto por toda la UE puede ser sustituido por el pago de una cantidad de dinero. Se permite también deportar rápido a un tercer país seguro. En realidad, es un eufemismo, lo que están haciendo los países de la UE es contratar con países nada seguros para que se queden con sus solicitantes de asilo.