El humorista Álex Clavero, más conocido como el Francotirarock, provoca cada día las carcajadas de todo el estudio de Rock FM del equipo del Pirata y su banda. En plena cuarentena por el coronavirus, el cómico no deja de deja de brindar su punto de vista cómico de la actualidad en las mañanas de rock. Este último viernes ha querido dejar a un lado al COVID-19 y sacarnos una sonrisa con una anécdota desternillante. El Francotirarock ha querido deleitarnos con un ejercicio de nostalgia: volvier a nuestra infancia.

En concreto a su infancia, en la que viajaba en el coche junto a su familia, su padre conduciendo, y el resto del pueblo arrejuntados dentro del coche como pueden. Una situación desternillante que ha provocado las carcajadas de todos los que estaban presentes en el estudio y que han sido testigos de anécdotas muy similares.

LOS VIAJES DEL FRANCOTIRAROCK EN EL SEAT 131

"Vamos a recordar los viajes que hacíamos con nuestros padres. ¿Cuántos íbamos en ese coche? Mi padre tenía un Seat 131 y yo decía: ¿131 que es el aforo?", comienza Clavero recordando el coche familiar. "Había gente saliendo del pueblo haciendo dedo y mi padre los cogía a todos. Yo decía: papá, si van a otro lado. Iba tanta gente que tirabas un papel albal al conductor, este miraba para atrás y parecía una película de los Minions, tiraba la mano hacia atrás y al que le daba, le daba. Una colleja que, si te daba, te daba, por lo menos no te quemaba con el cigarro, porque la colilla no la soltaba" recordaba el Francotirarock entre risas".

"Además, nadie llevaba cinturón en los coches ni en los pantalones. Cuando llegaba mi padre a las ciudades se quitaba, como diciendo: aquí si te chocan de frente, me amortigua el bigote", recordaba Clavero sobre su infancia en el coche familiar. "Tenia un bigotazo mi padre que, cuando nos paraban en los controles, no sabías cuál era mi padre y cuál era el guardia. Tu dirás: el que no fumaba... ¡Si fumaban los dos!".

LA MEDALLA EN EL PECHO DEL PADRE DEL FRANCOTIRAROCK

Sobre la relación entre su padre y el guardia civil, comentaba: "El guardia le pedía a mi padre los papeles y fuego. El control de alcoholemia era: le ponía el cigarro y le decía, sople, a ver si sale la brasa. Ahi estaban mi padre y el guardia, los dos te miraban, pero imponía más tu padre". "El guardia llevaba medallas, pero tu padre llevaba una medalla al pecho que normalmente se la veías, porque llevaba tres botones de la camisa desabrochados".

"Tú le veías la medalla y parecía un punto amarillo, una pesetica, te la ponías tú y parecías Fermín Cacho con la medalla olímpica. El guardia, con sus gafas de espejo, le devolvía los papeles a mi padre, miraba por la ventanilla y ahí estabamos, 17 personas como en el tetris, todos callados. Pensábamos: ¿por qué lleva este hombre en la cabeza un orinal? Pero claro, que no te oyera, ¡pero qué te va a oír! Si el cristal de ese coche era antibalas. Y decía el guardia: todo correcto, puede continuar".

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“¿VAMOS 17 PERSONAS EN EL COCHE Y 'TODO CORRECTO'?”

"¡Todo correcto! ¿Vamos 17 personas en el coche y todo correcto? Está todo lleno de humo, no lleva nadie puesto el cinto, ¿todo correcto? Que yo he visto after con menos ambiente. ¿Qué teníamos que estar haciendo? ¿Llevar un tupper de coronavirus en croquetas?", clamaba entre carcajadas. "De tal indignación le tiramos una bola de papel albal. Se quedó el guardia: ¿quién ha sido? Mi padre dijo: el perro de la bandeja de atrás".