"La azotea de medianoche" ha abierto sus puertas en TRECE. El 'late night' conducido por María Ruiz y Antonio Hueso ha tenido, este miércoles, a una invitada muy especial:Diana Navarro. La copla y el flamenco corren por sus venas. Sin duda, una artista en mayúsculas que se ha convertido en una de las voces más inolvidables de nuestro país.

La cantante comienza la entrevista presentando 'En tierra extraña', la primera vez que se sube a las tablas de un teatro como actriz. Un debut en el que se pone en la piel de la prestigiosa Concha Piquer, de la mano de Alejandro Vera, que interpreta a Federico García Lorca y Avelino Piedad, que da rostro a Rafael de León. La puesta en escena dirigida por Juan Carlos Rubio, en la que Navarro asegura que “te emocionas, te diviertes, te sorprendes, reflexionas.” Un encuentro ficticio a raíz de que la protagonista desease tener una canción de Federico García Lorca.

Con gran emoción y una larga carrera musical a sus espaldas, la cantante española asegura que la pieza “es una metáfora de lo que estamos viviendo hoy día: la crispación y la locura que tenemos los españoles por querer encasillarnos en la, mal llamada, una u otra España. Yo creo que España es maravillosa. Tenemos que respetarnos independientemente de la ideología y, especialmente, respetarnos como seres humanos que somos. Esta obra habla mucho de eso, de reflexión y respeto.”

¿Cuál es la relación que guarda con el papel que representa? “A mi Concha Piquer me persigue y yo la perseguiré siempre. La primera copla que canté con catorce años en el instituto fue ‘Ojos Verdes’. Cuando salí con el éxito ‘Sola’, que me dio a conocer hace 16 años, Concha Márquez Piquer me llamó y me cantó ‘Sola’ por teléfono. Para mí fue como si ella y su madre me estuviesen cantando. Desde entonces tuvimos una gran amistad y mucha admiración.”. Asegura que cuando Rubio se puso en contacto con ella para ofrecerle participar en el proyecto no dudó ni un segundo.

“El estreno fue absolutamente emocionante. Es un homenaje para las dos ‘Conchas'”. Y añade: “He querido mostrar su lado más humano, desde la empatía. Una mujer en esa época, empresaria, que tenía que sacar adelante a las cien personas que formaban su compañía. Cuando multaba a sus empleados por no venir limpios o no ser puntuales, donada el dinero a beneficencia. Era maravillosa. También tenia mucho carácter y era una mujer rotunda."

¿Cuál es el momento que más te emociona interpretar? “El momento final. Es tremendamente terrible llegar a ese momento. La verdad es que todas las noches me emociono desde el personaje de Concha y desde mi personaje.”

El público podrá disfrutar de la obra hasta el próximo 2 de enero y, más tarde, el proyecto comenzará una gira por diversos enclaves a nivel nacional. Todos aquellos que han acudido al encuentro coinciden en lo mismo: “La gente dice que estamos locos, que estamos igual que en la obra que sucede 1936, un día antes de que estalle la guerra civil. Les emociona por eso, porque no hemos aprendido. Una sociedad que no conoce su historia está condenada a repetirla. Estamos condenados a seguir haciendo cosas que no tienen sentido. La obra sobrecoge por eso, porque es muy actual.”

Comenzó su trayectoria musical a los nueve años de edad, “desde que tiene uso de razón”, cuando echa la vista atrás, la cantante española asegura que “hay que creérselo”: “Yo lo que sabía es que iba a ser cantante. Ser actriz es una inquietud que he desarrollado con los años. Ahora que lo estoy haciendo soy muy feliz.”

Además, asegura que guarda un profundo respeto a sus seguidoras de mayor edad: “Nuestras madres, nuestras abuelas... Yo hago un género que en su época era lo 'mainstream'. Para ellos soy una conexión con sus recuerdos. Una generación que ha sufrido mucho con la pandemia y están muy necesitados de cariño. Son mi debilidad.”

Un momento impresionante en su vida

“Cantar una saeta en la Puerta del Sol no lo había soñado en mi vida”, comenta emocionada la cantante. En la salida extraordinaria de la conmemoración del ochenta aniversario de la vuelta del Cristo de Medinaceli a Madrid, la cantante, divinidad de la que se siente muy debota debido a la conexión con su familia, le dedicó una saeta. La última antes de la pandemia.

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Como decía Serrat, asegura que para ella es “la fe de sus mayores”: “Madrid para mí es una madre que te abraza. A todos los que somos de fuera nos acoge para siempre.”