Yolanda Díaz, ministra de trabajo y próxima vicepresidenta tercera del Gobierno, ha arrancado la mesa de diálogo con los agentes sociales para derogar la reforma laboral del Partido Popular. Díaz quiere modificar las modalidades de contrato, simplificar el contrato indefinido, busca más control sobre los ERTE y revisar las subvenciones a la contratación laboral. Pero Europa no pierde a España de vista, y las ayudas que reciba de mano de la Comisión Europea dependerán también de las reformas pactadas en estas negociaciones.

José Ramón Pin, economista y profesor de IESE, ha analizado en ‘El Cascabel’ de TRECE las claves de la reforma laboral que quiere derogar el Gobierno de Pedro Sánchez: “La reforma laboral ha tenido la virtud de que, cuando hay recuperación, es capaz de crear medio millón de puestos de trabajo al año. Eso lo ha hecho desde 2015 hasta el año 2019. Ahora que esperamos una recuperación, es el peor momento para tocar la reforma laboral”, afirma el experto.

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�� "Este es el peor momento para tocar la reforma laboral que ha tenido la virtud de que, cuando ha habido recuperación, ha sido capaz de crear medio millón de puestos de trabajo al año. Lo ha hecho desde 2015 hasta 2019".

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— El Cascabel (@ElCascabelTRECE) March 17, 2021

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Los contratos de trabajo: menos temporales y más indefinidos

Uno de los objetivos de Díaz es simplificar y reordenar las modalidades de contratación con la intención de generalizar el contrato indefinido. La idea es que el contrato temporal se utilice únicamente en casos para los que sea necesario, y el contrato indefinido sea el estándar. Para ello, se podrían proponer fórmulas para pedir a las empresas una justificación de los motivos por los que recurren a esta contratación, de forma que se limite para el desempeño de actividades exclusivamente eventuales. ¿Cómo quedarían entonces los modelos contratos? Se reducirían a tres: indefinido, temporal justificado y de formación.

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Según el acuerdo de Gobierno, el objetivo es revisar las causas de los despidos para que sean más precisas sus condiciones ‘económicas, técnicas, organizativas o de producción’ y se reforzará el control de la autoridad laboral sobre los expedientes de regulación de empleo o el control de los despidos colectivos.

En este sentido, José Ramón Pin asegura que “la mayoría de nuestros contratos, un 90%, son temporales. Eso es porque la indemnización de los indefinidos es mayor que de los temporales, por lo que el empleador prefiere los temporales. Habría que bajar la indemnización de los indefinidos y subir la de los temporales, pero eso tampoco lo quieren los sindicatos”.

Subvenciones y convenios colectivos de trabajo

También está sobre la mesa una revisión de las subvenciones y bonificaciones a la contratación para simplificarlas y ceñirlas a los contratos indefinidos para personas desempleadas. Lo que busca es endurecer, una vez más, la utilización de contratos de muy corta duración, así como garantizar un uso correcto de la subcontratación para evitar que se recurra a ella como un método de reducir costes.

En cuanto a los convenios colectivos, “esto es lo que no hay que tocar, la prevalencia de los convenios de empresa sobre los sectoriales”, asegura el economista José Ramón Pin, que dice no entender por qué lo plantea cambiar la ministra Díaz. "Estos convenios de empresa se negocian entre los directivos de la empresa con el comité. Están fuera los aparatos del sindicato o la patronal, lo que hace que tengan menos poder. La empresa necesita esa forma de negociación porque así adecúa su estructura laboral a su estrategia y le permite ser mucho más competitiva".

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�� "Sánchez no puede permitirse que en Bruselas le llamen la atención y que si tenemos una recuperación tengamos una reforma que en lugar de favorecer la creación de puestos de trabajo, la entorpezca".

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Y es que el experto añade que “el mercado laboral español tiene el problema de que en crisis destruye mucho trabajo, y que en recuperación crea poco trabajo”, aunque señala que la reforma laboral permitió que se creasen más puestos de trabajo, medio millón al año concretamente, algo necesario de cara a la próxima recuperación tras la crisis de la covid. “A lo mejor hay que reformar profundizando en la flexibilidad del mercado de trabajo”, señala el economista.

La clave de esta reforma, explica José Ramón Pin, “va a ser la jerarquía, quién manda, los convenios sectoriales donde se reúnen los aparatos del sindicato y la patronal para regular las relaciones laborales o la empresa. Y eso no lo van a tocar porque Bruselas no quiere que se toque”.

En esa misma línea, añade que la negociación cree que va a ser “un paripé, entre otras cosas porque Sánchez no puede permitirse que en Bruselas le llamen la atención y que si tenemos una recuperación tengamos una reforma que en lugar de favorecer la creación de puestos de trabajo, la entorpezca. Si la ministra se empeña en hacer un cambio radical, tendremos la oposición completa de la Unión Europea y los empresarios se levantarán de la mesa”.