El afán controlador y recaudador del gobierno de pedro Sánchez no tiene limites.

La entrada en vigor ayer domingo del régimen de control horario de los trabajadores, sin excepción, ha generado enorme polémica, confusión y malestar en trabajadores, sobre todo aquellos que desarrollan su actividad, en parte, fuera de la oficina, y en empresarios, especialmente los pequeños y los autónomos con algún empleado. España se ha convertido desde ayer en el país con el control laboral mas rígido y exigente de los países con economías mas avanzadas. Mientras, en Alemania o Bélgica no es obligatorio el registro de entrada y salida de los trabajadores, en Francia, Reino Unido o Estados Unidos la obligatoriedad está mas ponderada.

Con la medida, el gobierno de Sánchez que amenaza con sanciones a las empresas que no tengan registro laboral de sus trabajadores, pretende que las horas extras que se hacen sean pagadas y cotizadas a la seguridad social con el fin de recaudar según el calculo que se ha hecho, unos 500 millones de euros mas al año.

La respuesta de organizaciones empresariales y autónomos no deja lugar a dudas sobre la contrariedad que la medida de Sánchez ha generado al ir, señalan, contra la flexibilidad laboral y contra la creación de empleo. Un retroceso al siglo XIX, a la época de la mina.

No todas las actividades tienen ni se desarrollan en un centro de trabajo para entrar y salir a horas fijas. La medida, señalan, irá en contra del empleo fijo y abundarán las subcontratas temporales en sectores como el de la restauración donde los banquetes o las sobremesas pueden alargarse.