SANTORAL 2 OCTUBRE

San Francisco de Borja: El Santo que sirvió al Señor que no muere y da la vida

San Francisco de Borja nace en Gandía, entra en la corte y se hace jesuita.

Jesús Luis Sacristán García

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La tibieza es uno de los males que condena la Sagrada Escritura en el Libro del Apocalisis. Tal vez estamos acostumbrados a Santos que han llevado una vida disipada, con lo cual tiene sentido su conversión. Pero no han faltado quienes han vivido su creencia de una forma muy simple, lo que no quiere decir sencilla, sino conformándose con unos mínimos hasta que se encuentra con Dios que le pide un mayor compromiso evitando esa vacilación y cobardía.

Eso le pasó a San Francisco de Bborja que celebramos en esta jornada. Nace en Gandía (Valencia) el año 1510 dentro de una familia ducal. Su condición de noble hizo que el Emperador Carlos V, le llamase a desempeñar diversos servicios en su corte. Todos estos cargos los vivió en un clima de verdadero ejemplo, tanto en la vida familiar como en la política. Sin embargo, el Señor le empujó a una vivencia profunda de la Fe. 

La ocasión se presentó cuando muere la Emperatriz Isabel. Francisco con el séquito debe escoltar sus restos mortales. Al ver el cadáver de la reina, impresionado exclama: “No volveré a servir a señores que se puedan morir”. Así se entrega a una vida más inclinada hacia Dios, hasta que en 1546, cuando fallece su esposa, decide ingresar en la Compañía de Jesús, fundada por el también español, Ignacio de Loyola, tras entablar amistad con los jesuitas Araoz y Fabro, pioneros y columnas en el origen de este carisma.

Dentro de los jesuitas, es nombrado superior general, gobernando la Compañía de Jesús con gran sabiduría y sencillez, e impulsando la expansión misionera de la Iglesia por todo el orbe. Muere en Roma en 1572, siendo canonizado un siglo después, el año 1671.

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