San Josué

Fue uno de los exploradores de Canaán para llevar noticias a los jefes del Pueblo sobre lo que veían. Al suceder a Moisés mandó ir a la conquista de Jericó.

Jesús Luis Sacristán García

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Dios siempre deja claro por boca del profeta que no abandona a su Pueblo y que les dará pastores según su corazón. Uno de esos Pastores, y que celebramos en este primer día de septiembre, es San Josué. La Escritura le presenta como hijo de Nun. Ya que Moisés duda junto a los ancianos cuando golpea la roca para que mane agua, Yavé permite que se quede fuera de la Tierra Prometida.

La verá con sus propios ojos, pero no entrará en ella. Y aquí entra en juego Josué, al que impone las manos. Este preludio de los Jueces en Israel aparece acompañando a Moisés en su trayectoria al Sinaí donde Yavé le dará a aquel las Tablas de la Antigua Alianza. Él se queda en medio del Monte y cuando espera a Moisés que vuelve del Monte con los Mandamientos le advierte de los griteríos en el campamento interpretándolo como una fiesta.

El santoral de hoy, miércoles 1 de septiembre

Moisés le previene que son gritos de orgía y guerra. Fue uno de los exploradores de Canaán para llevar noticias a los jefes del Pueblo sobre lo que veían. Al suceder a Moisés mandó ir a la conquista de Jericó y, desde las órdenes divinas llevaron el arca a hombros dando diez vueltas alrededor de sus murallas y tocando cuernos hechos con huesos de cordero.

Cuando entraron en la ciudad ajusticiaron a todos salvándose solamente Rajah la mujer prostituida que había creído con toda su familia y se había convertido. Josué maldijo la ciudad y también echó imprecaciones contra quien se atreviese a reconstruirla. En su conquista de las ciudades muchos poblados y civilizaciones le hicieron la guerra, por su alianza con los gabaonitas. Josué muere con ciento diez años siendo enterrado en Efraím. Se le considera el autor del final de Deuteronomio.

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