SÁBADO 1 SEPTIEMBRE

San Gedeón: con Dios y 300 hombres liberó a Israel

Los israelitas habían olvidado a Dios y estaban sometidos por los madianitas y sus ídolos. Dios decide encargar a Gedeón que los libere, solo, con 300 hombres. Pero no 300 cualquiera.

Tiempo de lectura: 2’

Hoy hacemos memoria de uno de los Santos más destacados en la Sagrada Escritura. Se trata de Gedeón. Es uno de los Jueces a los que hace referencia el Libro del Antiguo Testamento que lleva este mismo nombre. Gedeón vive siglos antes de Cristo, una época en la que el pueblo de Israel vivía muchas situaciones de incertidumbre. Tan pronto se volvía hacia Dios como después se separaba de Él. Tan pronto le prometían que lo seguirían como al pie del Sinaí, como se ponían a fabricar ídolos o pactaban con pueblos paganos y aceptaban sus divinidades.

En estas se encuentra Gedeón. Está sufriendo las devastadoras consecuencias de pactar con el pueblo pagano de Madián. Al principio estas alianzas tienen momentos de amistad, pero al fin esos pueblos oprimen y esclavizan a los judíos. Por ello, Dios envía a su Ángel que le encarga a Gedeón rescatar al pueblo hebreo de los madianitas. Gedeón acepta la petición con dos pruebas: la primera es que el vellón esté seco y la era mojada y la segunda que el vellón esté mojado y la era seca. El Señor le da las pruebas y, entonces, Gedeón se pone a su servicio.

Por orden divina, toca el cuerno de Israel y se le juntan miles. Pero hay que hacer criba. Les dice: "Sólo se quedarán los que se sientan fuertes y no tengan miedo". Los demás se vuelven honradamente a casa. Aparentemente ya está todo hecho, pero no. Queda otra prueba selectiva: saber beber. Gedeón descarta a aquellos que sacan la lengua para beber de una fuente como los perros.  Por fin, quedan trescientos. Gedeón lo considera un número insuficiente, pero no el Señor, que tiene claro que sólo con esos vencerán.

Entonces se disponen cien con cántaros, cien con antorchas y cien con espadas. Al amanecer, los de los cántaros y las antorchas, asustan con el ruido a los madianitas, que huyen despavoridos por el puente. Allí, les esperan cien hombres con espadas. De esta forma tan sencilla vencen al pueblo opresor y Dios muestra una vez más su poder que ayuda a los que le siguen.

Religión