SANTORAL 26 JULIO

Los santos esposos que engendraron a la Virgen María

San Joaquín y Santa Ana vivieron una vida sencilla y alumbraron a María, Madre del Salvador

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Detrás de todo protagonista hay personas que le han ido preparando. Y en los Santos se da también, pero desde la sencillez. Esa realidad callada que prepara el camino para un momento destacado. Muchos patriarcas y personas del Antiguo Testamento son los que tienen un papel importante en la llegada del Mesías. Y con más razón, los Santos de esta jornada, porque hoy celebramos a los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen, y abuelos del Niño Jesús. 

Es una antiquísima tradición, que se remonta a los primitivos tiempos, la que da estos nombres a los padres de María. De esta manera, se da un reconocimiento especial a los que engendraron a la Madre de Dios. Ana nace en Belén y su nombre, etimológicamente, significa “gracia, amor y plegaria”. 

Desposada muy joven con Joaquín, nacido en Nazaret, cuyo nombre, según San Epifanio, significa “Dios levanta”, vivían de las tareas del campo. De los bienes obtenidos, una parte era para el sostenimiento familiar, otra la destinaban para ayuda del Templo, donde se alababa a Dios y se pedía insistentemente la Venida del Salvador, así como una tercera parte, destinada al auxilio de los pobres y necesitados.

La prueba se presenta cuando pasan los años y no tiene hijos, porque los judíos consideraban una maldición divina a la familia estéril. Sin embargo, la oración de los dos esposos, hace que el Cielo se fije en su sencillez y, a semejanza de la madre de Samuel en el Antiguo Testamento, Ana concibe y da a luz una niña a la que llamará María. Concebida sin pecado, Ella será la que alumbre al Salvador. Venerados, primero en Oriente, su culto se extiende a toda la cristiandad. También es una jornada especial para recordar a los abuelos.

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